Un joven gay rechazado por su familia logra rehacer su vida tras ser expulsado de su hogar
Hace un año os contábamos la desgraciada historia de Daniel Ashley Pierce, un joven gay estadounidense de 19 años a quien su familia había expulsado del hogar familiar debido a su orientación sexual. Las imágenes de las agresiones e insultos que Daniel recibió en aquella ocasión, grabadas por un amigo y difundidas por las redes sociales, conmovieron las conciencias de muchos, que ofrecieron al joven apoyo moral y también económico. Afortunadamente, con ese respaldo, un año después Daniel ha conseguido establecerse, con un hogar propio, un trabajo estable y una vida plena que dedica en gran parte a ayudar a quienes se enfrentan a dificultades semejantes a las que él tuvo que sufrir.
Daniel Ashley Pierce pertenece a una familia de hondas creencias religiosas. Por ello le fue difícil sincerarse con ellos acerca de su orientación sexual, pero finalmente lo hizo en octubre de 2013. Aunque no recibió respuesta alguna por parte de su padre, su madrastra pareció que incluso lo aceptaba. Sin embargo, con el paso del tiempo el ambiente familiar se fue enrareciendo, y Daniel temió que se le preparaba una encerrona. Por eso pidió a un amigo que la noche en que esperaba la ofensiva grabase ocultamente en vídeo todo lo que sucediera.
Aunque en la filmación no se vieron caras, sí que se captó con claridad cómo, tras largos reproches y discusiones con su madrastra y abuela acerca de si la homosexualidad es o no una elección, una voz le decía: “No, tú puedes creer eso si quieres. Pero yo creo en la palabra de Dios y Dios no crea a nadie así. Ese es el camino que tú has elegido… Puedes mencionar toda la ciencia que quieras. Yo sigo la palabra de Dios”. La interlocutora dejaba claro al joven que tenía que abandonar la casa para que la gente no pensase que la familia aprobaba su comportamiento. En un momento determinado una de las dos mujeres, si no las dos, comenzó a insultarle y agredirle. “Eres un montón de mierda”, le llegaron a decir. Daniel respondió a los insultos, y finalmente intervino el padre, que espetó a su hijo que era “una desgracia”.
Daniel decidió dar a conocer el vídeo a través de las redes sociales para sensibilizar a la gente sobre las reacciones negativas de muchos padres ante la homosexualidad de un hijo. La filmación logró millones de visitas que ocasionaron la organización de una campaña de recogida de fondos online en GoFundMe, cuyo objetivo inicial era ayudar al mantenimiento de Daniel, obligado a dejar su casa. El éxito de la iniciativa fue tal que el joven pidió que cesasen los donativos y que lo recaudado se destinase a Lost-n-Found, organización que tiene como objetivo ayudar a jóvenes LGTB sin hogar y donde él mismo encontró refugio.
Una historia de superación y solidaridad
Hoy tenemos noticias de que Daniel, gracias a esa ayuda solidaria, consiguió establecerse en Atlanta, donde alquiló un apartamento con los fondos donados. También logró un trabajo en un bufete, en cuyo contrato iba incluida una póliza de asistencia sanitaria, pues sus padres le borraron de la que poseían cuando le echaron del hogar familiar. El episodio ahora le parece lejano, “como si hablasen de otra persona. Siento como si viera en las noticias lo que le ha ocurrido a otro”, según sus palabras. La historia parece superada, pues según afirma el joven, “aquella noche perdí a cinco miembros de mi familia. Pero gané a cientos de miles de personas que me apreciaban. Gente a la que nunca podré conocer en persona”.
Daniel sigue dedicando gran parte de su tiempo y sus recursos a Lost-n-Found, de cuyo cuadro directivo forma ahora parte. Allí ofrece a los jóvenes LGTB en situación precaria la misma solidaridad y el mismo apoyo que él recibió. Su mayor preocupación en la actualidad es el gran incremento de adolescentes que han sido expulsados de sus hogares en los últimos tiempos. “Tenemos una gran oleada de chicos desde que el matrimonio igualitario fue aprobado, y encontraron el valor para salir del armario ante sus familias”, aclara Daniel. Lamentablemente, algunas de esas familias se han comportado de la misma execrable manera que lo hizo la suya. Para esos chicos, las puertas de sus casas se les han cerrado, pero Daniel y sus compañeros les esperan con las suyas abiertas.
Fuente Dosmanzanas
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