El papa Francisco aprovecha su alabado discurso ante Naciones Unidas para lanzar otra vez un sutil mensaje de LGTBfobia
Papa Francisco deja caer que la unión homosexual es “un estilo de vida anómalo, extraño e irresponsable”
Tras haber dicho el 2013 “¿quien soy yo para juzgar a un gay?” ahora el Papa asoció a la diversidad sexual con una “imposición de modelos dañinos”.
El papa Francisco no desaprovecha ocasión para, en medio de un mensaje genérico a favor de la lucha contra la pobreza que recibe alabanzas generalizadas, intercalar mensajes abiertamente homófobos y tránsfobos que apenas si reciben atención mediática. Lo ha vuelto a hacer en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en el que ha insistido en que debe respetarse “la distinción natural entre hombre y mujer” y en el que se ha referido al reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo como “imposición de modelos y estilos de vida anómalos”.
Reproducimos el fragmento del discurso (pronunciado en castellano) en el que Francisco se refiere –sin nombrarla expresamente, eso sí– a la cuestión LGTB:
“La defensa del ambiente y la lucha contra la exclusión exigen el reconocimiento de una ley moral inscrita en la propia naturaleza humana, que comprende la distinción natural entre hombre y mujer y el absoluto respeto de la vida en todas sus etapas y dimensiones.
Sin el reconocimiento de unos límites éticos naturales, insalvables, y sin la actuación inmediata de aquellos pilares del desarrollo humano integral, el ideal de salvar las futuras generaciones del flagelo de la guerra y de promover el progreso social y un más elevado nivel de vida en una más amplia libertad corre el riesgo de convertirse en un espejismo inalcanzable, o peor aún, en palabras vacías que sirven de excusa para cualquier abuso y corrupción o para promover una colonización ideológica a través de la imposición de modelos y estilos de vida anómalos, extraños a la identidad de los pueblos y, en último término, irresponsables”.
“Hoy nos queda claro que para este Papa las minorías sexuales estamos más cerca de sus demonios que de su Dios”, puntualizó el Movilh.
Lo hemos recogido en anteriores entradas. El papa no duda en alternar sus gestos aperturistas (el ya famoso “¿quién soy yo para juzgar?” o la recepción a un católico transexual español, por mencionar dos de los más señalados) con declaraciones abiertamente homófobas (como sus criticas a las leyes de matrimonio igualitario, que según él suponen una “amenaza a la familia”, o sus alabanzas al papel de la Iglesia católica de Eslovaquia en el referéndum homófobo celebrado en febrero en ese país) o tránsfobas (“Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba Francisco en una entrevista).
Especialmente llamativas son las referencias contenidas en la encíclica Laudato si’ (“Alabado seas”) sobre el medio ambiente, que tantas alabanzas recibió de ambientes progresistas, donde el papa aprovechó para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según el argentino, ”cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana. Transfobia pura y dura disfrazada de ecología.
No seremos nosotros los que minusvaloremos la trascendencia de algunos de los gestos de Francisco (pese a que a día de hoy sigan sin traducirse en cambio alguno del magisterio de la Iglesia en lo referente a las personas LGTB), pero tampoco participaremos de un acrítico festival de alabanzas a un papa que, más allá de gestos, no desaprovecha discursos oficiales y textos formales para seguir atacando a las personas LGTB. Especialmente grave, en este caso, nos parece su referencia a la “colonización ideológica a través de la imposición de modelos y estilos de vida anómalos, extraños a la identidad de los pueblos”. Exactamente el mismo argumento que muchos líderes de países africanos, asiáticos e incluso del este de Europa utilizan para justificar la aprobación de infames legislaciones homófobas.
Funte Dosmanzanas y MOVILH
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