Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos.
EL POETA
«El poeta es su infancia».
Y el niño Rilke lo supo.
Una infancia bien soñada.
La que soñara y no tuvo.
Todo poeta es un niño
que se niega a ser adulto.
Podrán crecerle las barbas
de la ira o del orgullo.
Y caérsele a pedazos
el corazón ya maduro.
Pero conserva los ojos
deslumbradamente puros.
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Pedro Casaldáliga
El tiempo y la espera, Editorial Sal Terrae.
***
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
– “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.”
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
– “¿De qué discutíais por el camino?”
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó llamó a los Doce y les dijo:
– “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
– “El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.”
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Marcos 9, 30-37
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