Del blog de Xabier Pikaza:
Dom 23, ciclo b. Mc 7, 31-37. El “milagro” de este día consta de tres partes, muy significativas y actuales:
‒ El lugar es un camino por tierras (casi) de ISIS, de las fronteras de Tiro-Sidón (actual Fenicia), a través de Fenicia-Siria o de la Alta Galilea y la Gaulanítide (Golán) a la Decápolis (en la actual Siria o Jordania), lugares de máxima actualidad en estos días.
‒ El “milagro” es la curación de un hombre que tenía cerrados el oído y la lengua. Curar es abrir, que este hombre pueda comunicarse con otros, en virtud de una palabra que ¡Efeta! Abríos oídos y labios, abríos fronteras y corazones de unos hombres (judíos y/o pagano, arameo, árabes, cristianos… en una tierra que sigue ensangrentada por falta de palabra.
‒ La tercera parte destaca la admiración de la gente y del mandato de silencio de Jesús: Quiere hacer, quiere curar, no hacer propaganda. Que cesen las palabras que acusan y/o mienten, que aprendamos a convivir, sabiendo escuchar, sabiendo hablar.
No hay mención de Dios en toda la escena a no ser la palabra éfeta (que puede ser un plural divino), pero todo es Dios en ella. Una palabra para aquella tierra hoy en manos de la guerra. Una palabra para todos nosotros, conmocionados por el niño que venía de allí hacia nosotros, pero que murió en la playa, como hemos podido ver estos días.
Para aficionados a la geografía antigua y moderna presento unos mapas, que nos pueden ayudar a situar el tema, en tiempo antiguo y en el nuestro:
Mapa 1º . El conjunto de la tierra, con Tiro y Sidón arriba, a la izquierda… y el lago de Galilea más abajo. Trazad un camino que vaya de Sidón…a la Decápolis al otro lado del Mar de Galilea (sin pasar por Galilea).
Mapa 2º. Zona norte, con Tiro-Sidón a la izquierda y Decápolis al otro lado del Mar de Galilea (zona actual de Siria y Jordania).
Mapa 3º, al final del texto. Tiro y Sidón al sur, izquierda, en el actual Líbano, a la altura de Damasco (a la derecha). Al sur izquierda el mar azul de Galilea, muy pequeño. La zona derecha de ese mar aparece como Siria, pero ahora está ocupada por Israel. Hacia el centro de Siria está Palmira. De allí al norte y oriente todo parece ocupado por ISIS.
El texto que presento aquí es más bien sencillo; quien quiera seguir profundizando puede ir a mi Comentario de Marcos (Verbo Divino, Estella 2013).
Texto: Mc 7
(a. Presentación) 31 Y de nuevo, saliendo de las fronteras de Tiro, llegó, a través de Sidón, al mar de Galilea, a través de las fronteras de la Decápolis. 32 Y le llevaron un hombre que era sordo y tartamudo y le suplicaban que le impusiera la mano;
(b. Milagro) 33 y separándolo de la gente y, a solas con él, le metió los dedos en los oídos y escupiendo tocó la lengua con saliva. 34 Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: Effatha (que significa: ábrete).35 Y al momento se le abrieron sus oídos, se le soltó la traba de la lengua y comenzó a hablar correctamente.
(c. Conclusión) 36 El les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistía, más lo pregonaban. 37 Y en el colmo de la admiración decían: Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos (1) .
7, 31-32. PRESENTACIÓN
Jesús está recorriendo un camino que lleva de Tiro, al noroeste de Galilea, en el Mar Mediterráneo, en Fenicia-Siria (entonces unidas), por el camino del Norte, a través de Sidón (en el mismo Gran Mar) al Pequeño Mar de Galilea (lugar de encuentro de los diversos pueblos), pasando por la Decápolis, que está básicamente al oriente, al otro lado de Galilea, entre Siria, Jordania y Palestina . Leamos de nuevo el texto:
Y de nuevo, saliendo de las fronteras de Tiro, llegó, a través de Sidón, al mar de Galilea, a través de las fronteras de la Decápolis. Y le llevaron un hombre que era sordo y tartamudo y le suplicaban que le impusiera la mano
Es un camino en zigzag, difícil de fijar en el mapa, al menos de un modo rectilíneo, pues el quizá el relato tiene un sentido y una finalidad más teológica y pastoral que geográfica, indicando que Jesús quiere curar a los paganos del entorno de su tierra. Sea como fuere, el recorrido es muy importante:
‒ Jesús, que en Mc 7, 24 estaba en el territorio de Tiro, sube hacia el norte (por la zona de Sidón), abarcando de esa forma el conjunto de Felicia, zona muy significativa en la historia más antigua de Israel (en especial en los relatos de Elías y Eliseo) y también en el comienzo de la Iglesia.
‒ Pues bien, en vez de dirigirse después directamente hacia el sudeste, al mar de Galilea, Marcos dice que Jesús dio un gran rodeo, pasando por la Decápolis (=Las Diez Ciudades), un ancho territorio de metrópolis siro-helenistas (entre las que se hallaban Damasco y Gerasa), al norte y al este del Mar de Galilea.
‒ Para hacer ese camino, Jesús ha debido cruzar los valles del gran Hermón, entrando en la actual Siria, para descender a la Decápolis. No sabemos dónde está Jesús en el momento del “milagro” aunque todo nos permite suponer que se encuentra fuera de la tierra de Israel, en una zona que puede actualmente de mucho conflicto.
Ciertamente, el sordo-tartamudo de este relato puede ser judío (pues había muchos judíos en la zona), pero puede igualmente ser pagano; lo que importa es que es un sordomudo, alguien que no puede escuchar, ni hablar, ni comunicarse. Es un hombre que vive cerrado en sí mismo, como parecen estar actualmente los que combaten en aquel frente (como parecemos seguir estando nosotros, los de Occidente, tierra a la que entonces se llegaba por los puertos de Tiro y Sidón, abiertos a todas las naves de Grecia, de Roma y de Tarsis.
El texto que le traen a un hombre que es sordo (no es capaz de escuchar la palabra) y tartamudo (mogilalon: tiene la lengua impedida), de manera que apenas se expresa. Es un enfermo de comunicación: no puede hablar expresarse con soltura, ni puede escucha la voz de Dios, ni comunicarse de verdad con los demás.
Este hombre es es un esclavo de su propia sordera y tartamudez: no logra entender lo que dicen, no puede decir lo que quiere. Por eso vive encerrado en la doble distorsión de su lenguaje, como alguien que es incapaz de escuchar y hablar, sin poder conversar con los demás.
Así aparece como signo de aquellos que no entienden (¡no quieren entender!), prefieren mantenerse en sus esquemas viejos, escuchando sólo sus palabras y razones, que terminan siendo razones de violencia.
Parece condenado al aislamiento permanente, pero no está completamente sólo: tiene a su lado personas que le llevan (como los camilleros del paralítico en 2, 1-12) y que ruegan a Jesús, para que le imponga las manos, en gesto de autoridad (que se repite con los niños en 10,16) y de curación.
Está enfermo de sordera, pero lo reconoce, y se deja llevar. Está enfermo, pero vive en una comunidad humana que quiere ayudarle. Es un enfermo curable.
7, 33-35. ABRIR LOS OÍDOS, SOLTAR LA BOCA.
Para que este enfermo entienda y hable, es decir, para que pueda comunicarse con los demás, ha de haber alguien que le abra los oídos y le suelte la lengua. Y esto es lo hace con él Jesús, siguiendo probablemente un ritual de catequesis e iniciación humana, que se utilizaba en la Iglesia primitiva. Éste “milagro” es pues una terapia: Hacer que este hombre pueda escuchar, pueda hablar, comunicarse:
Y Jesús le llevó aparte y, a solas con él, le metió los dedos en los oídos y escupiendo tocó la lengua con saliva. Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: Effatha/Efeta (que significa: ábrete). Y al momento se le abrieron sus oídos, se le soltó la traba de la lengua y comenzó a hablar correctamente.
Éste es un “milagro” en el sentido clásico de término, es decir, una terapia, una sanación. El evangelio lo cuenta de una forma que parece “mágica”, conforme a los rituales simbólicos de aquel tiempo. Pero se trata de lo más hondo y sencillo:
‒ Abrir los oídos, hacer que unos hombres y mujeres puedan escuchar, entender lo que dicen otros, aprender un lenguaje de comunión, saliendo de su sordera violenta;
‒ Curar la lengua, lograr que este hombre (estos hombres, los de aquella zona, nosotros…) pueda hablar. Todo está aquí, en que podamos comunicarnos. Que aquellos hombres escuchen, y que escuchemos nosotros. Que aquellos hombres hablen, y que hablemos nosotros… Una vez que hablemos, sin mentira, podremos resolver nuestros problemas. Leer más…
Biblia, Espiritualidad
Ciclo B, Curación, Dios, Evangelio, Jesús, Mudo, Sordo, Tiempo Ordinario
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