El obispo suizo Victus Huonder, cita la condena a muerte en el Levítico como autoridad para opinar sobre homosexualidad e Iglesia católica
Un obispo, Victus Huonder, de Chur (Suiza), crea una fuerte polémica en el espacio de lengua alemana por citar como autoridad un texto que llama a condenar a muerte a los homosexuales. Se trata de los pasajes del libro del Levítico, en la Biblia, que se utilizan habitualmente para respaldar la condena eclesiástica de la homosexualidad. Según este obispo, estos deberían bastar para concluir el debate. En palabras de Huonder, “solo hablar de ello es ya un ataque al Creador”.
La condena de la homosexualidad en el libro del Levítico debería bastar para cerrar el debate en la iglesia Católica. Esta, al menos, parece ser la opinión del obispo de Chur (Suiza), Victus Huonder, según lo que dijo en un encuentro titulado ‘La alegría de creer’ en la ciudad alemana de Fulda, y que fue recibido con aplausos.
Tras citar los dos textos del Levítico, habitualmente utilizados para condenar la homosexualidad, afirmaba que “ambos pasajes deberían bastar por sí solos para encarrilar correctamente la cuestión de la homosexualidad desde el punto de vista de la fe“. Asimismo, y como era de esperar, se pronunció en contra de las familias LGTB: “No existe la variedad de modelos de matrimonio y familia (…), solo hablar de ello es ya un ataque al Creador“.
Evidentemente, las reacciones y la polémica no se han hecho esperar, especialmente en Suiza y en el espacio de lengua alemana. Así, la organización LGTB suiza, Pink Cross, ha afirmado encontrarse “escandalizada y enfadada” ante estas declaraciones y ha exigido una disculpa. En este sentido, la entidad ha anunciado que esta semana interpondrá una denuncia contra el obispo. “Sí, para nosotros la libertad de opinión y religión son un bien superior. Toda persona puede legítimamente tener su opinión y expresarla. Lo que no está protegido, sin embargo, es cualquier opinión que llame al odio y el crimen (…). No todas las iglesias son homófobas y la mayor parte de los representantes y miembros no lo son en absoluto. Nuestra denuncia se dirige directamente al obispo de Chur. Agradecemos todas las voces que también dentro de la iglesia e iglesias a favor de los derechos e igualdad LGBT”, han aclarado.
Por otro lado, ha habido también reacciones desde la misma jerarquía. Obviamente, no se trata de una crítica abierta sino que toma más bien el aspecto de una ‘matización’. En efecto, Markus Büchel, obispo de St. Gallen (Suiza) ha dado a entender que el asunto es más complejo. En una carta dirigida a los fieles de su diócesis, Büchel señala que respetar la dignidad humana de una persona conlleva no reducirla a su sexualidad. Una correcta interpretación debe hacerse desde el punto de vista del amor al prójimo, además, señaló que “nuestro saber actual sobre la homosexualidad como una disposición y como una orientación sexual no elegida era desconocido en tiempos bíblicos“.
Ante ello, y como suele ocurrir, el obispo Huonder ha afirmado que se trata de un “malentendido“. Según él, nunca habría querido rechazar a las personas homosexuales y se remite a la doctrina recogida en el Catecismo de la Iglesia Católica (en concreto, los párrafos 2357-2358). En todo caso, por más que se le pueda conceder que no interpretaba el pasaje literalmente, no deja de llamar la atención que, a estas alturas, alguien pueda afirmar que una cita del Levítico puede zanjar la cuestión de las relaciones afectivas y sexuales entre personas del mismo sexo en el seno de la Iglesia católica.
Por otro lado, las declaraciones de este obispo no resultan nuevas en él. En otras ocasiones ya había manifestado una postura radicalmente contraria al reconocimiento de los derechos de las personas LGTB. A principios de este año, se enfrentó a uno de sus párrocos, Wendelin Bucheli von Buerglen, porque este había bendecido a una pareja de mujeres, lo que se resolvió con el traslado de dicho párroco a la diócesis de Lausana. Parece claro, pues, que Huonder pertenece al ala más conservadora de la jerarquía católica.
Por lo demás, sus declaraciones pueden tomarse como ilustración de las tensiones que parecen habitar la iglesia Católica: quienes plantean algún gesto de apertura y quienes defienden una estricta reafirmación doctrinal. El tema más candente es el de la comunión de las personas divorciadas que han vuelto a contraer matrimonio por vía civil. Pero sin duda, la realidad LGTB es otro de los temas ‘candentes’. Así pues, pocas cosas pueden atestiguar mejor estas tensiones que el cambio de postura del obispado de Cádiz sobre la autorización a Álex Salinas para que sea padrino de bautismo de su sobrino. Si estas diferencias son las propias de un cambio general en el futuro, o si serán barridas por una nueva reafirmación conservadora, solo el tiempo lo podrá resolver.
Fuente Dosmanzanas
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