Artículo de denuncia contra la discriminación de la Iglesia a un joven trans
A Alex le ha tocado esta vez sufrir la afrenta de la Institución Eclesiástica contra nuestro colectivo transexual, asumida esta vez por el obispado de Cádiz.
De nuevo dicha Institución se muestra como lo que es: un lobo con piel de cordero.
Un lobo porque a través de la calumnia y la difamación manifiesta que las personas transexuales somos unas personas no llevamos una vida moralmente correcta.
Y con la hipocresía que le caracteriza muestra su piel de cordero al proponerle a Alex que sea padrino espiritual de su ahijado.
Las personas transexuales demandamos la inclusión plena en todos los ámbitos de la sociedad.
Y así las personas transexuales “creyentes” deberían tener los mismos derechos que cualquier católico.
Esto no es posible dentro de la Iglesia Católica, ya que esta no merece ser considerada como una Institución donde se respetan los derechos humanos.
Con su manifestación pública el arzobispado de Cádiz siguiendo la línea del propio papa Francisco no ha hecho sino confirmar lo que ya presentíamos: el ataque sistemático a las personas transexuales.
Bajo el paraguas de la supuesta ideología de género formulada por las personas transexuales somos para la Iglesia una bomba atómica que atenta contra el supuesto orden de la creación.
Estas palabras del papa Francisco corroborada de algún modo por las del obispo de Cádiz no son sino calumnias que si no constituyen un delito de odio, están muy cerca de serlo.
Ya está bien de que la Institución Eclesiástica salga impune de tanta transfobia como demuestra continuamente.
Además pregunto en voz alta: ¿Por qué la Iglesia incumple la ley? ¿Es que acaso Alex no tiene rectificado registralmente el nombre y sexo? ¿Por qué dicha Institución puede tener en la documentación de Alex un nombre y un sexo que no son legales?
Ya es hora que el colectivo LGTB deje únicamente de defenderse de los ataques de la jerarquía eclesiástica y de parte del clero y pasemos a una acción contundente de denuncia social de una Institución que tanto daño nos provoca, instigando y promoviendo delitos de odio.
Esta crítica no se puede quedar sólo en la Jerarquía Católica. Todos los que están dentro de la Iglesia son cómplices por callar y no denunciar públicamente a unos “pastores” que llevan a sus ovejas hacia un precipicio.
Por último expresar nuestra solidaridad con Alex, que en su buena fe ha creído que la supuesta Iglesia renovada de Francisco nos abría una puerta, que para personas como las que escribe este artículo queda definitivamente cerrada.
Josefa Suárez
Coordinadora del Área Trans de DeFrente
Fuente FELGTB
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