“HomoCristianus Evolutis: ¿Hacia qué estamos evolucionando?”, por Carlos Osma
Palabra de Dios: Del blog Homoprotestantes:
Los cristianos homosexuales son diversos, pero es fácil observar que existe una evolución en la manera en la que se entienden a sí mismos, y la forma en la que relacionan su orientación sexual con su fe. Podemos decir que actualmente cohabitan diferentes Homocristianus y que muchos de ellos están evolucionando hacia estados superiores de desarrollo. Quizás en poco tiempo algunos estados primitivos habrán ya desaparecido, y habrá otros y otras Homocristianus a los que les costará entender cuál fue la razón por la que durante tanto tiempo existieron cristianos y cristianas homosexuales que vivían su fe de otra manera.
Los primeros cristianos homosexuales no levantan la cabeza, son los Homocristianus Absconditi, que como su nombre indica viven escondidos en sus iglesias tras una imagen heterosexual que les ayuda a pasar desapercibidos. Su fe y su orientación sexual no son compatibles. Tienen una imagen negativa de si mismos, se desprecian y sueñan con que algún día el Dios del cielo les regale la heterosexualidad. Su principal característica es el sufrimiento, y vivir la sexualidad como un castigo. Muchas de estas personas, para no ser descubiertas, se casan con personas de diferente sexo y si tienen relaciones homosexuales lo hacen de manera secreta y sólo para satisfacer su instinto sexual.
La siguiente evolución son los Homocristianus Mutatis que a diferencia de los anteriores decidieron en algún momento hacer pública su orientación sexual en un entorno más o menos reducido. Su fe y su orientación sexual siguen siendo incompatibles pero están convencidos de que con una voluntad de hierro y los psicoanalistas o consejeros pastorales apropiados pueden hacer el cambio, pueden mutar hacia la tan ansiada heterosexualidad. Se pasan la vida mintiendo, de recaída en recaída, o lo que es lo mismo, haciendo evidente que lo de la mutación es un imposible. Algunas de estas personas, como perciben como incompatibles la orientación sexual y la fe cristiana, acaban por abandonar el cristianismo. Sin embargo mantienen el sentimiento de culpa en el que fueron educadas.
Cuando el cristianismo fundamentalista habla de homosexuales, lo hace exclusivamente de Homocristianus Absconditi y Homocristianus Mutatis. Esos son los homosexuales que existen en sus comunidades. A ellos va dirigido su discurso, y sólo a ellas y a ellos puede afectar lo que dicen puesto que estos Homocristianus comparten su ideología homófoba. Es sorprendente ver como unas comunidades cristianas que hablan de liberación y de vivir en la verdad, son capaces de tener sentados a tantos Homocristianus Absconditi. No sorprende tanto que este tipo de cristianismo se alinee con posturas que las principales corrientes psicológicas rechazan, puesto que en otras áreas científicas hacen lo mismo para defender sus interpretaciones teológicas. Pero si llama la atención su falta de humanidad, lo poco que les importa el sufrimiento que evidentemente saben que sufren las personas a las que engañan con sus terapias reparativas. Además el miedo a poner en duda sus planteamientos fundamentalistas se traduce en negar que las personas que padecieron su homofobia puedan expresarse.
El primer paso en cuanto a la compatibilidad de la orientación sexual y la fe lo da el Homocristianus Bíblicus cuya principal razón de ser es la justificación bíblica de la homosexualidad. Para estas cristianas y cristianos homosexuales su aceptación dentro de las iglesias pasa por demostrar que la Biblia no les condena. Su discurso esta basado en la premisa de que los textos bíblicos que tradicionalmente se han utilizado para condenarlos han sido mal interpretados. Por primera vez el Homocristianus se atreve a tomar la iniciativa y acercarse a la Biblia de forma distinta que los Heterocristianus. Es aquí donde se concentran los enfrentamientos más duros puesto que el fundamentalismo, que se ha otorgado la interpretación verdadera de la Biblia, se niega a perder su estatus. El enfrentamiento es desigual, una lucha entre David y Goliat, pero es evidente que el Homocristianus Bíblicus ha conseguido grandes avances, y ha permitido mostrar que sólo la homofobia previa del lector hacen posible las lecturas homófobas tradicionales.
En iglesias no fundamentalistas podemos encontramos al Homocristianus Juribus que no tiene problema en cuanto a la compatibilidad de la fe y la orientación sexual, pero que se reconoce discriminado dentro de la iglesia. Por esa razón trabaja desde dentro para conseguir los mismos derechos que el resto de personas de la comunidad. Aquí no hay una lucha contra el fundamentalismo, sino contra el inmovilismo y el conservadurismo. Ocurre a menudo que como dentro de estas comunidades más progresistas los homosexuales no son rechazados directamente, el Homocristianus Juribus no es bien entendido por los Heterocristianus. Su labor por tanto es evidenciar la discriminación y trabajar por su erradicación. Una tarea a largo plazo que no tiene asegurado el final feliz, pero que permite sumar a muchos Heterocristianus a la lucha por la justicia dentro de la iglesia. Ya son varias las iglesias en Europa y América que han reconocido los mismos derechos en todos los ámbitos a los Heterocristianus y los Homocristianus. Que esto pueda ocurrir en España, está por ver, pero no parece fácil a menos en un plazo razonable.
El Homocristianus Bíblicus y el Homocristianus Juribus se diferencian en que el primero todavía tiene lazos con el fundamentalismo, mientras el segundo los ha roto para siempre. Sin embargo los dos comparten la convicción de que hay que convencer al Heterocristianus, que será el que les dará el sí o el no definitivo. De alguna forma la heterosexualidad sigue sin perder su hegemonía, su poder divino que regula y ordena la iglesia, la fe y las sexualidades aceptables. No hay una mirada de igual a igual, sino que en ambas posturas el Homocristianus se somete al Dios heteronormativo. ¿A qué se debe esta necesidad de aceptación que a veces parece enfermiza? ¿Es posible que todavía exista un atisbo de culpabilidad por haber traicionado a la heteronormatividad? ¿Homofobia interiorizada? ¿O simplemente incapacidad de pensarse fuera de la teología heteronormativa?
El último escalón por el momento en esta evolución lo ocupa el Homocristianus Liberum, que se atreve a vivir su fe y su orientación sexual en continuo diálogo. Lo primero no sería convencer al Heterocristianus, sino abrirse a la fe desde la propia manera de ser y sentir, ver que aporta y de que forma puede llevarle a una mejor comprensión de lo que él o ella es. No se trata de convencer, de discutir… los Homocristianus Liberum se abren a lo que la Biblia quiere decirles tal y como son, ahora ella no es un lugar para demostrar algo a los fundamentalistas, sino el lugar donde Dios se revela. El cristianismo no consiste en luchar para conseguir unos derechos dentro de la iglesia, sino en vivir y transmitir el evangelio liberador al entorno. Y para eso el Homocristianus Liberum ya no pierde el tiempo dentro de iglesias que no son verdaderamente inclusivas. Espera que estas cambien, pero el evangelio no consiste en cambiar iglesias, sino en seguir el ejemplo de Jesús en cualquier área de la vida. Y si necesitan comunidades inclusivas, los Homocristianus Liberum las construyen, sin complejos, como millones de cristianos y cristianas lo han hecho a lo largo de la historia. La vista ahora ya no está puesta en lo que ocurre dentro de uno mismo, o en lo que piensa la heteronormatividad, sino en participar en la transformación de una sociedad que necesita el mensaje liberador de Jesús.
¿Cuál será el siguiente Homocristianus? Todavía es difícil saberlo, pero seguro que uno cuya razón de ser esté más cercana al mensaje de Jesús, y más lejos de la opresión y de la muerte. Y para eso se necesita salir a su encuentro, al encuentro del maestro, desde lo que cada uno y cada una es, sin añadir ni quitar nada. Que sea el maestro, o el seguimiento del maestro, el que lo transforme una vez más.
Carlos Osma
Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Historia LGTBI
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