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Archivo para Domingo, 12 de julio de 2015

Los fue enviando

Domingo, 12 de julio de 2015
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fc3aatedelascension

YO, PECADOR Y OBISPO, ME CONFIESO

Yo, pecador y obispo, me confieso
de haber llegado a Roma con un bordón agreste;
de sorprender el Viento entre las columnatas
y de ensayar la quena a las barbas del órgano;
de haber llegado a Asís,
cercado de amapolas.

Yo, pecador y obispo, me confieso
de soñar con la Iglesia
vestida solamente de Evangelio y sandalias,
de creer en la Iglesia,
a pesar de la Iglesia, algunas veces;
de creer en el Reino, en todo caso
-caminando en Iglesia-.

Yo, pecador y obispo, me confieso
de haber visto a Jesús de Nazaret
anunciando también la Buena Nueva
a los pobres de América Latina;
de decirle a María: «¡Comadre nuestra, salve!»;
de celebrar la sangre de los que han sido fieles;
de andar de romerías…

Yo, pecador y obispo, me confieso
de amar a Nicaragua, la niña de la honda.
Yo, pecador y obispo, me confieso
de abrir cada mañana la ventana del Tiempo;
de hablar como un hermano a otro hermano;
de no perder el sueño, ni el canto, ni la risa;

de cultivar la flor de la Esperanza
entre las llagas del Resucitado.

*

Pedro Casaldáliga,
Todavía estas palabras. 1994

*

 

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió:

– “Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.”

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

*

Marcos 6,7-13

***

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“Para un examen colectivo”. 15 Tiempo Ordinario – B (Marcos 6,7-13)

Domingo, 12 de julio de 2015
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15-852850Jesús no envía a sus discípulos de cualquier manera. Para colaborar en su proyecto del reino de Dios y prolongar su misión es necesario cuidar un estilo de vida. Si no es así, podrán hacer muchas cosas, pero no introducirán en el mundo su espíritu. Marcos nos recuerda algunas recomendaciones de Jesús. Destacamos algunas.

En primer lugar, ¿quiénes son ellos para actuar en nombre de Jesús? ¿Cuál es su autoridad? Según Marcos, al enviarlos, Jesús «les da autoridad sobre los espíritus inmundos». No les da poder sobre las personas que irán encontrando en su camino. Tampoco él ha utilizado su poder para gobernar sino para curar.

Como siempre, Jesús está pensando en un mundo más sano, liberado de las fuerzas malignas que esclavizan y deshumanizan al ser humano. Sus discípulos introducirán entre las gentes su fuerza sanadora. Se abrirán paso en la sociedad, no utilizando un poder sobres las personas, sino humanizando la vida, aliviando el sufrimiento de las gentes, haciendo crecer la libertad y la fraternidad.

Llevarán solo «bastón» y «sandalias». Jesús los imagina como caminantes. Nunca instalados. Siempre de camino. No atados a nada ni a nadie. Solo con lo imprescindible. Con esa agilidad que tenía Jesús para hacerse presente allí donde alguien lo necesitaba. El báculo de Jesús no es para mandar, sino para caminar.

No llevarán «ni pan, ni alforja, ni dinero». No han de vivir obsesionados por su propia seguridad. Llevan consigo algo más importante: el Espíritu de Jesús, su Palabra y su Autoridad para humanizar la vida de las gentes. Curiosamente, Jesús no está pensando en lo que han de llevar para ser eficaces, sino en lo que no han de llevar. No sea que un día se olviden de los pobres y vivan encerrados en su propio bienestar.

Tampoco llevarán «túnica de repuesto». Vestirán con la sencillez de los pobres. No llevarán vestiduras sagradas como los sacerdotes del Templo. Tampoco vestirán como el Bautista en la soledad del desierto. Serán profetas en medio de la gente. Su vida será signo de la cercanía de Dios a todos, sobre todo, a los más necesitados.

¿Nos atreveremos algún día a hacer en el seno de la Iglesia un examen colectivo para dejarnos iluminar por Jesús y ver cómo nos hemos ido alejando sin darnos casi cuenta de su espíritu?

José Antonio Pagola

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“Los fue enviando”. Domingo 12 de julio de 2015. Domingo 15º de tiempo ordinario

Domingo, 12 de julio de 2015
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40-ordinarioB15 cerezoLeído en Koinonia

Amós 7,12-15:Ve y profetiza a mi pueblo.
Salmo responsorial: 84:
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Efesios 1,3-14: Nos eligió en la persona de Cristo, antes de Crear el mundo.
Marcos 6,7-13: Los fue enviando.

Am 7, 12-15: Conflicto en Betel con el sacerdote Amasías

El santuario de Betel tenía también su significación política para el Reino del Norte. Por eso el sacerdote Amasías tiene que cuidar su puesto defendiendo los intereses del rey. Amós, en el comienzo de su misión profética, encuentra rechazo de parte de la estructura religiosa, esto le augura problemas y dificultades pero está dispuesto a enfrentarlos. Vive de lo que hace, su vida no depende de su labor profética, de ahí que puede actuar con libertad tanto frente a la estructura religiosa como a la estructura política. Yahvé mismo le ha pedido que vaya a profetizar a Betel, así que Amasías va a tener que escucharlo aunque se incomode y aunque él no sea del Reino del Norte.

El papel político e «ideológico» (justificativo) que toda religión juega –en un sentido o en otro- en el contexto sociológico en el que se mueve, es ya un descubrimiento de la conciencia moderna que a nadie se le escapa. Ya nadie es tan ingenuo como para pretender que su discurso o su práctica religiosa no hagan ninguna referencia a lo social, a lo político o a lo económico. El apoliticismo de la religión es simplemente imposible, o bien ilusorio o ingenuo. La religión hace política de alguna manera, inevitablemente, como Jesús asumió definidamente su postura social y política frente a la realidad de su momento. No se trata de negar las implicaciones sociales y políticas de nuestra práctica cristiana: lo que es necesario es que esa política sea secundum Marcum, secundum Matheum, secundum Lucam. O sea, «según el Evangelio». Es el Evangelio mismo el que nos obliga a hacer política. Pero no una política según los intereses del rey, o los intereses de los poderosos, o los intereses del sistema, o nuestros propios intereses, sino según el interés del amor, de la fraternidad, de la justicia, de la opción por los pobres, de la Utopía (del Reino, del «otro mundo posible» del Evangelio).

Aparte de los casos individuales locales (cada templo, cada comunidad cristiana…) ¿qué papel ideológico-político está jugando el cristianismo respecto al capitalismo occidental y su sistema explotador? La visión de «otros» puede ayudarnos: el mundo musulmán, por ejemplo, mira al sistema económico occidental como capitalista, explotador, invasor, imperialísticamente globalizador, fuera de todo derecho internacional y del mínimo respeto a la convivencia entre los pueblos, y como «el sistema cristiano», el de los actuales «cruzados»… Para muchos pensadores musulmanes, el cristianismo es el sistema religioso ideológico justificador del capitalismo mundial. El cristianismo como conjunto hace política y economía, y no precisamente «según el Evangelio».

Por su parte, los movimientos populares emancipatorios, la izquierda mundial, sabe que, excepto la gloriosa excepción de la teología de la liberación y sus comunidades eclesiales y sus mártires, en la gran mayoría de los casos el cristianismo ha «justificado» a -y se ha identificado con- la derecha, el capital, el patriarcalismo, el «orden», el poder… como sucesor del imperio romano, que es. Lo contrario ha sido –y sigue siendo- minoritario y excepcional dentro del cristianismo. Veinte siglos de historia están ahí para demostrarlo. El cristianismo como conjunto es un «santuario de Betel», en el que Amasías tiene como punto de referencia al Rey, y Amós no es acogido en él. Amós –que no era sacerdote, que ni siquiera era «profeta profesional»- es la personificación de los cristianos individuales y grupos de base de corazón sencillo, que sienten la exigencia de la Justicia de Yahvé y denuncian la complicidad del Santuario. Los representados aquí por Amós no son sólo los teólogos críticos, ni los obispos proféticos, sino todos los cristianos de a pie de corazón limpio de intereses y sensibles a las exigencias del Evangelio.

Ef 3, 1-14: El misterio que no fue dado a conocer en tiempos pasados…

Para Pablo es claro que no sólo los judíos sino también los gentiles están ahora en Cristo y participan de la bendición de Dios que tiene lugar también en Cristo.

La gran dificultad en el comienzo de la Iglesia fue aceptar a los gentiles. Pablo se esfuerza en esta alabanza de bendición a Dios por mostrar que quien se bautiza participa también de la elección, de la gracia o remisión de los pecados y de la iniciación en el misterio de Dios. Los miembros de la Iglesia somos, según el apóstol, los que hemos recibido la bendición: elegidos desde siempre y antes de todas las cosas, elegidos y destinados por Cristo para la condición santa de hijos y para que lleguemos a la plenitud de nuestro ser al transformarnos en imágenes de su Hijo, gracias a la acción del Espíritu y al haber sido agraciados en el Amado con el perdón de los pecados mediante la sangre de Cristo, elegidos para que mediante la sabiduría y la prudencia que, proceden del mismo Espíritu, penetremos en el misterio de Dios.

En el misterio de la voluntad de Dios, de su propósito y realización en Cristo, nos hallamos incluidos también nosotros los cristianos procedentes tanto del judaísmo como de la gentilidad, porque en él está definida nuestra esencia, en él experimentamos el perdón de los pecados.

Pablo siente que esta realidad terrena tiene que evolucionar, que el plan de Dios es recapitular todas las cosas en Cristo y que los cristianos no debemos permanecer al margen de las transformaciones sociales. Hemos sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo para ser sensibles a la acción transformadora de Dios, acción transformadora que tampoco es exclusiva de los cristianos. El compromiso del cristiano es hacer que este mundo de injusticia se transforme en una sociedad de hermanos pues se supone que entendemos cuál es la voluntad y el plan de Dios sobre la humanidad y el cosmos. Esta tarea no es fácil, porque no vivimos aislados de los demás y porque el mal ha sido institucionalizado por el ser humano.

Mc 6, 7-13: Jesús envía a los doce.

Comienza una nueva etapa en el proceso del seguimiento, la etapa de la misión. Ahora les corresponde a los Doce proclamar lo que han visto y oído. Jesús es consciente de que tendrán que enfrentar el mal en todas sus dimensiones por eso les da poder para hacerlo y les da algunas recomendaciones, les indica que es necesario un cierto estilo de pobreza, tener capacidad para acomodarse a las circunstancias y saber que van a ser aceptados o rechazados. La proclamación de la Buena Nueva debe hacerse en libertad, a nadie se puede obligar a aceptarla. Jesús les está hablando desde su propia vida, les está aportando desde su práctica pastoral.

Todos los comienzos tienen sus dificultades -así lo vemos también en la experiencia de Amós-, pero además están llenos de esperanza y de alegría porque se tiene la motivación de sacar a adelante un proceso. Jesús les advierte a los discípulos cómo son las cosas, para que nada los tome por sorpresa. Sin embargo, la experiencia para cada evangelizador será siempre diferente y a veces donde creemos que nos va a ir bien quizá no logramos nada. Quien evangeliza debe tener presente que es Dios quien hace que surja el fruto, pero también debe disponerse para que el mensaje que transmita motive, inquiete y sea más creíble.

Jesús sabe lo que les espera a los Doce. Los envía de dos en dos. La compañía es apoyo, fuerza y motivación para cumplir mejor con la misión y para resistir a las dificultades. La tarea que van a realizar es una tarea liberadora pero, ¿están capacitados para hacerla? Al final del texto se nos dice cómo los discípulos expulsaron muchos demonios y curaron muchos enfermos. De esta forma los Doce van adquiriendo autonomía y confianza en sí mismos, se dan cuenta de que son capaces de hacer lo mismo que hace Jesús.

El que es enviado sabe que debe permanecer en el lugar hasta que cumpla con su misión, así lo vemos en Amós y en las indicaciones que Jesús les da a los Doce. El enviado no va a nombre personal, va en nombre de quien lo envió. Además Jesús cuenta con la buena voluntad de muchos hombres y mujeres que son solidarios, que abren la puerta de su casa para compartir, de ahí que se atreva a decirles que se queden en la casa donde entren hasta que vayan a otro lugar. Pero también les dice que donde no los reciban ni los escuchen, al marcharse sacudan el polvo de los pies. El gesto de sacudir los pies se hacía públicamente y expresaba condena y separación. Este gesto lo podemos leer también como señal de intolerancia de parte del evangelizador que no soporta que lo rechacen y que no lo reciban. No se puede obligar al otro a que reciba la Buena Nueva, también los demás tienen derecho a disentir, a manifestar que no están de acuerdo y el evangelizador debe tener una actitud más tolerante y comprensiva, debe esperar una nueva oportunidad.

Contrariamente a lo que fue la práctica de Jesús, el anuncio del Evangelio, en la mayoría de los casos y de los tiempos, se ha impuesto a los demás, unas veces en forma violenta empleando la fuerza del poder o de las armas, otras veces con las leyes o con la presión social o la presión psicológica, manejando el miedo por la amenaza de la condenación. También ejercemos una cierta violencia cuando insistimos en la costumbre de bautizar a los niños en vez de arriesgarnos a que sean ellos quienes elijan hacerse cristianos libremente cuando sean adultos. Entre las grandes religiones, el cristianismo por lo menos tiene una historia que desacredita mucho la supremacía numérica mundial de la que está tan orgulloso. Su gran magnitud cuantitativa deja mucho que desear y suscita muchas dudas sobre su futuro en un mundo cada vez menos susceptible de coerción religiosa. Se adivina un futuro –que ya es presente en regiones de vieja cristiandad- de disminución y abandono, una situación que no debería interpretarse catastróficamente, sino como la oportunidad de recuperar la calidad que se sacrificó a la cantidad.

Jesús dice a sus enviados que si no es recibido el mensaje, sacudan el polvo de sus pies y se vayan, y es claro que no quiere que obliguen a nadie a aceptar el mensaje. Es más coherente con la «política de Dios» ser menos en número -por ser celosamente respetuosos de la libertad religiosa-, que ser más cuantitativamente a base de bajar el nivel de la calidad evangélica de los métodos evangelizadores. Leer más…

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Dom 12. 7. 15. Huellas de pies en la arena, un programa misionero

Domingo, 12 de julio de 2015
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para-vivir-el-evangelio-lectura-de-marcosDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 15, tiempo ordinario. Ciclo b. Muchos hombres y mujeres de Iglesia andan buscando como locos un programa misionero, pues les parece que el evangelio de Jesús fracasa sin remedio en este nuevo mundo que parece sin dioses, sin rumores de dioses, sin deseos de Dios.

Pero ese programa existe, lo formuló al principio de la iglesia el evangelio de Marcos, que dice así:

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: “Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.” Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban (Mc 6, 7-13).

Sigue siendo un programa de vida. Con algunas adaptaciones puede y debe ponerse en marcha todavía, como seguiré indicando. Bueno domingo a todos, desde Buenos Aires

(He escrito un largo comentario de Marcos (Verbo Divino, Estella 2013), pero sigo recordando con cariño el primero comentario, éste de la imagen de con unos pies en la arena, dejando una huella).
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1. Programa misionero (Mc 6, 7-13)

Este pasaje ofrece el mejor programa de misión de la iglesia antigua (que sirve básicamente para la moderna). Por eso es bueno retomar y presentar de un modo esquemático sus rasgos principales:

1. Jesús les manda de dos en dos (6, 7a), como expresión de ministerio compartido. Son signo de comunidad, no solitarios. No son filósofos cínicos o mendigos asociales, obligados por vocación a vivir en soledad. Su misma vida en compañía (de dos en dos) es signo de iglesia germinal, es experiencia de evangelio. Más que lo que dicen importa lo que son: testigos de vida hecha diálogo, experiencia común de fraternidad. Marcos no ha concretado la relación que hay entre ellos (si son hermanos, célibes, hombre y mujer, dos mujeres, un matrimonio…). Todas las variaciones son posibles. Sólo se dice que van en pareja.

2. No llevan nada para el camino: ni pan, ni alforja, ni dinero, ni dos túnicas (6, 8-9). Ciertamente, calzan sandalias para caminar; pero no llevan vestido de repuesto; no van así por austeridad ni por espíritu de pobreza; no son ascetas profesionales, ni mendigos (comen y beben, no ayunan; cf 2, 18-22). Van sin equipaje por confianza: tienen la certeza mesiánica de que habrá quien les ofrezca lo que necesiten. No van para construir su propia casa (aislados de los otros), sino para “quedarse” en el lugar que les acoja, recibiendo allí comida, vestido, alojamiento. Con esa fe caminan. Son testigos vivientes de esperanza.

3. Les dijo: cuando entréis en una casa, quedaos allí… (6, 10). Ésta es la otra cara del rasgo anterior: si nada llevan es porque todo esperan recibir. No imponen, no exigen, pero aceptan la hospitalidad de quien les abra las puertas, integrándose en el contexto familiar y social del lugar que les reciba. Son pobres: caminan sin seguridades materiales; pero su misma pobreza es fuente de comunión: son dos en manos de muchos que les acogen, ofreciéndoles familia, o les expulsan, rechazando así la invitación mesiánica. Son más ricos no teniendo nada, pues esperan recibirlo todo de los otros. No llevan armas, no pretenden conquistar cosa ninguna por dinero o por prestigio social; pero confían en la ayuda de los otros.

4. Son mensajeros mesiánicos que inician sobre el mundo un camino de intercambio salvador (6, 12-13). No son mendigos (no piden limosna), ni ricos autosufientes (no van con lo que necesitan, para aislarse de los otros), sino personas capaces de realizar la “obra” del reino que es la conversión (meta-noia), que se expresa en la expulsión de los demonios y en las curaciones. Ellos son, ante todo, portadores de la meta-noia o conversión y de esa forma continúan realizando lo mismo que había iniciado Jesús al comenzar su mensaje en Galilea (1, 14).

5. Su tarea se expresa en dos signos básicos: exorcismos y curaciones. Como he dicho, los enviados de Jesús son ante todos “portadores” de una conversión (de una meta-noia) que se expresa en dos gestos: la expulsión de los demonios y las curaciones (6, 12-13). La conversión que ellos anuncian y ofrecen viene a presentarse ante todo como exorcismo, esto es, como transformación de una vida que se hallaba dominada por lo demoníaco, en el sentido personal más hondo. En un segundo momento, el exorcismo se expande en forma de “curación”: “ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”.

2. Misión cristiana, una tarea mesiánica.

Los envía de dos en dos, es decir, en gesto de solidaridad misionera, no sólo para que se ofrezcan ayuda y compañía unos a otros, sino también para que puedan indicar mejor que el reino es solidaridad y plenitud de vida compartida. La verdadera vocación es realidad comunitaria (se va de dos en dos), y ella nos pone al servicio de la gran comunidad del reino. Desde aquí se han de entender las notas del anuncio misionero:

• Desprendimiento. Los enviados de Jesús llevan las manos vacías de bienes materiales. Se han puesto las sandalias, han tomado el bastón que les permite caminar por todos los caminos (es decir, por lugares de fácil y difícil acceso). Pero prescinden de pan y de dinero: no son criados al servicio de una institución que paga, no son jornaleros de ningún tipo de empresa. Van voluntarios: porque quieren. Van ligeros de equipaje: simplemente con lo puesto. De esa forma pueden ser testigos de un reino que es gracia, don de Dios que nunca puede comprarse, venderse o merecerse.

• Solidaridad. La misma pobreza les hace solidarios de los otros en el sentido más radical de la palabra: no pueden pagar un hotel ni comprar una casa. Tienen que pedir alojamiento de prestado, quedando de esa forma en manos de aquellos que quieran recibirles. La misma autoridad del reino que transmiten les hace dependientes de los hombres: así viven a merced de la hospitalidad de los otros, como signo intenso de que creen en la fuerza del Señor que les envía y acompaña de manera misteriosa en su camino.

• Autoridad escatológica. Nada tienen, nada pueden en sentido externo y, sin embargo, en su propia debilidad, son signo viviente del juicio de Dios sobre la tierra. Por eso, allí donde no les reciben, pueden (deben) sacudir el polvo de las sandalias (o los pies), como diciendo: quedáis en las manos del juicio de Dios. Os ofrecemos vida, y vosotros preferís la vieja muerte de la tierra. Estos enviados de Jesús son misioneros con su propio gesto, con el signo de su vida pobre. Antes de ofrecer nada, antes de dar algo a los otros, ellos empiezan recibiendo: se ponen en las manos de los hombres y mujeres del lugar, en actitud de intensa pequeñez, pobreza suma. Sólo de esa forma (no llevando ropa o bienes, sin dinero y sin poderes) vienen a mostrarse (y ser) testigos de la gracia del reino que al sanarles les transforma.

De esa forma, ellos han puesto en marcha una misión dirigida a todos, centrada en las casas, con el fin de cambiar las formas de vida personal y social de aquellos a los que “convierten”.

El texto no dice que vayan a la plaza del mercado, ni al templo, sino que entran en las casas (oikia: 6, 10), es decir, en los lugares de convivencia familiar, para iniciar allí un proceso de transformación mesiánica universal (cf. topos: 6, 11).

No piden como mendigos, ni venden como comerciantes. Ellos ofrecen y comparten. Por eso suscitan gratuidad y vida compartida (evangelio, reciben un lugar en casa), estableciendo lazos de familia en gratuidad.

No son mendicantes, ni buscadores de fortuna sino profetas, creadores de fraternidad. Dan y reciben: ofrecen su riqueza mesiánica y quedan en manos de aquellos que quieran acogerles. Así convierten la vieja casa de este mundo (antes lugar de disputa y separación) en espacio de encuentro universal. No hay venta o negocio en su gesto. Ofrecen solidaridad mesiánica (van de dos en dos, curan…) y quedan en manos de aquellos que quieran responderles con solidaridad humana.

Este pasaje nos sitúa ante la eclesiogénesis de Marcos, es decir, ante su estrategia misionera de creación de la iglesia como familia mesiánica. Frente al orden romano, que se instaura por códigos de honor, poder y dinero, frente al orden judío, edificado sobre bases de distinción nacional y pureza religiosa, Jesús expone las bases del orden mesiánico, universal, sobre principios de donación humana (cada uno da a los otros lo que tiene) y de acogida mutua (cada uno queda en manos de los otros). Así pierde sentido la vieja diferencia entre judío y gentil. Es evidente que al fondo está la esta misión a los judíos. Pero en ella no hay nada exclusivamente judío. Todo es universal, todo humano. Quien empieza a ofrecer así evangelio rompe las fronteras de nación o grupo elegido.

Los enviados de Jesús van suscitando una familia en la que todos pueden compartir en gratuidad vida y palabra.

(1) Ofrecen lo que tienen: su experiencia de reino, como principio de conversión y poder de curación.

(2) Quedan en las casas y lugares de aquellos que se “convierten”. Por eso, la palabra clave es recibir (dekhomai: 6, 11), que volveremos a encontrar hablando de los niños (9, 37; 10, 15). Como niños indefensos en manos de los grandes, así quedan los misioneros de Jesús en el mundo. Ellos dan en la medida en que reciben, iniciando una forma de existencia dialogada, en plano de palabras, dones y afectos.

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De discípulos a misioneros. Domingo 15. Ciclo B

Domingo, 12 de julio de 2015
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jesus-marcos-6-7-13-aDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El fracaso en Nazaret no desanima a Jesús. Al contrario. Además de continuar misionando, como veíamos el domingo pasado, envía también a sus discípulos a misionar. Los profetas del Antiguo Testamento tienen a veces discípulos; pero, que sepamos, nunca los envían de misión; la labor del discípulo consiste en servir de apoyo social y espiritual al profeta, memorizar sus palabras y transmitirlas a la posteridad. El enfoque que tiene Jesús de sus discípulos es distinto, más dinámico: no se limitan a aprender, deben también poner en práctica lo aprendido, y ampliar desde ahora la actividad de Jesús.

Las instrucciones a los discípulos (Marcos 6,7-13)

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió:

̶  Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

            El texto de Marcos trata brevemente cinco puntos:

  1. La autoridad. Cualquier embajador o misionero debe estar investido de una autoridad. La que reciben los discípulos es sobre los espíritus inmundos. Esta idea, tan extraña a la cultura de nuestra época, debemos considerarla en el contexto del evangelio de Marcos. Jesús, desde el primer momento, en la sinagoga de Cafarnaúm, ha demostrado su autoridad sobre un espíritu inmundo. Sus discípulos reciben el mismo poder. Son embajadores plenipotenciarios.
  2. Equipaje y provisiones. Es interesante advertir lo que se permite y lo que se prohíbe: sólo se permite llevar un bastón y sandalias; en cambio, se prohíbe llevar comida (ni pan, ni alforja) y túnica de repuesto. El permiso del bastón y las sandalias contrastan con lo que dice el evangelio de Mateo, donde se prohíben. Es un caso interesante de cómo los evangelistas adaptan el mensaje de Jesús a las circunstancias de su comunidad: Marcos tienen en cuenta el apostolado posterior de largos viajes, por terrenos difíciles, que requieren el bastón y las sandalias. En cambio, la prohibición de comida y vestido de repuesto, demuestra la enorme preocupación de Jesús por dar ejemplo de pobreza en una época en que los predicadores religiosos eran acusados con frecuencia de charlatanes en busca de dinero.
  3. Alojamiento. Para evitar tensiones y peleas entre las personas que quisieran acogerlas en sus casas, Jesús ordena que se alojen siempre en la misma.
  4. Rechazo. El apostolado no tendrá siempre éxito. Igual que Jesús fue rechazado en Nazaret, ellos pueden ser rechazados en cualquier lugar.
  5. La actividad. Curiosamente, lo que deben hacer los discípulos no aparece hasta el final: «Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.» Lo mismo que hacía Jesús, a excepción del uso de aceite para curar enfermos. Esta práctica parece haber entrado en la iglesia en un momento posterior y está atestiguada en la carta de Santiago: « ¿Que uno de vosotros cae enfermo? Llame a los ancianos de la comunidad para que recen por él y lo unjan con aceite invocando el nombre del Señor.» (Snt 5,14).

El rechazo (1ª lectura: Amós 7,12-15)

            En las instrucciones de Jesús, este tema es el que ocupa menos espacio. Sólo se menciona como posibilidad. En cambio, la primera lectura nos recuerda que esta posibilidad fue y sigue siendo muy real.

En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amos:

– Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país.

Respondió Amos: No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo de Israel”.

            A mediados del siglo VIII a.C., el profeta Amós, originario del sur (Judá) fue enviado por Dios a predicar en el Reino Norte (Israel), para denunciar las injusticias terribles que se cometían, favorecidas por la corte y el clero. El enfrentamiento más fuerte tiene lugar en el santuario de Betel (= Casa de Dios), con el sumo sacerdote Amasías, que lo expulsa. En el fondo, Amós tuvo suerte. A otros les cortaron la cabeza.

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Francisco denuncia a las “castas” eclesiásticas que “ están continuamente reprendiendo al pueblo de Dios”

Domingo, 12 de julio de 2015
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munilla_y_reig_plaPues nos parece muy bien, pero que le aplique estas palabras a obispos omo Munilla o Réig Plá…

“Hay un profundo desprecio al pueblo santo de Dios. Ya no son pastores, sino capataces”

El Papa advierte a los religiosos contra la “espiritualidad del zapping” que no se pone al lado del prójimo

(Jesús Bastante).- “Te queremos, te queremos. Esta es la juventud del Papa”. Miles de gargantas, de jóvenes, seminaristas, religiosos, religiosas y sacerdotes se dieron cita esta tarde (noche española) en la escuela Don Bosco de Santa Cruz. Y que hicieron gala de una efusividad y un amor a su pastor, quien en contrapartida les ofreció una profunda e intensa catequesis sobre su misión en el mundo, arremetiendo contra los religiosos que “nos hacemos casta”, con “el corazón blindado” y que frente al pueblo de Dios, están continuamente reprendiendo, rezongando, mandándoles callar.

Francisco les puso el ejemplo del ciego Bartimeo, un ciego, excluido, que “cuando vio al Señor se hizo sentir”. ¿Cuál fue la reacción de los discípulos, de los que acompañaban a Jesús? “Si traducimos esto forzando el lenguaje, en torno a Jesús iban los obispos, las monjas, los curas, los seminaristas, loa laicos comprometidos y el pueblo fiel de Dios”

“¿Cómo reaccionamos frente al dolor de aquel que está al borde del camino, al que nadie hace caso, aquel que está sentado sobre su dolor, que no entra en ese círculo de los que siguen al Señor?” Son tres respuestas ante los gritos del ciego, “que hoy también tienen actualidad: Pasar, “cállate” y “ánimo, levántate””.

En prime lugar. Pasar de largo, porque ya no escuchan. Estaban con Jesús, miraban a Jesús, querían oír a Jesús, no escuchaban. Pasar es el eco de la indiferencia, que los problemas no nos toquen”, denunció el Papa. Son los obispos, los religiosos, los sacerdotes que piensan que “es natural que haya pobres y gente que sufre. Tan natural que no me llama la atención un pedido de auxilio. El peligro de acostumbrarse, decimos que es normal, siempre fue así“.

Es “el eco que nace en un corazón blindado, cerrado, que ha perdido la capacidad de asombro, y por lo tanto la posibilidad de cambio”, señaló el Papa, incidiendo en “cuánto seguidores de Jesús corremos el peligro de perder esa capacidad de asombro, ese estupor del primer encuentro que se va degradando. Eso le puede pasar a cualquiera, le pasó al primer Papa”.

Son los que tienen “el corazón blindado”, un corazón “que se ha acostumbrado a pasar sin dejarse tocar. Una existencia que pasando de aquí para allá no logra enraizarse en la vida de su pueblo, simplemente porque está en esa elite que sigue al Señor”.

“Podríamos llamarlo la espiritualidad del ‘zapping’, pasa y pasa, pero nada queda. Son quienes van tras la última novedad, el último best seller, pero no logran tener contacto y relacionarse, involucrarse, incluso con el Señor al que está siguiendo” subrayó Bergoglio, quien alertó de la tentación de “dividir esta unidad entre escuchar a Dios y escuchar al hermano”, y “tenemos que ser conscientes de ello. De la misma forma que escuchamos a nuestro padre, es como escuchamos al pueblo fiel de Dios. Si no lo hacemos con los mismos oídos, con al misma capacidad de escuchar, con el mismo corazón, algo se quebró”.

Pasar sin escuchar el dolor de nuestra gente, sin enraizarnos en su vida, es como escuchar la palabra de Dios sin dejar que eche raíces. Una historia sin raíces es una vida seca“, concluyó.

La segunda actitud, la de “no molesten, no escuchen”. La de aquellos que “toman contacto con la realidad, pero reaccionan reprendiendo. Son los obispos, los curas, los papas… del “dedo así (dijo, agitándolo con fuerza)”. Es la actitud de quienes, “frente al pueblo de Dios, están continuamente reprendiendo, rezongando, mandándoles callar”. “Dale una caricia, por favor, escúchalo, dile que Jesús lo quiere” señaló el Papa, denunciando a los que sacan a los niños de la iglesia porque lloran, “como si el llanto de un chico no fuera una sublime predicación“.

“Es el drama de la conciencia aislada, los que piensan que sólo ellos son aptos. Hay un profundo desprecio al pueblo santo de Dios. Han hecho de la identidad, superioridad. Ya no son pastores, sino capataces”, dijo, con dureza, Francisco. “Escuchan, pero no oyen. Ven, pero no miran. La necesidad de diferenciarse les ha bloqueado el corazón, la necesidad de decir que no es como ellos, les ha apartado del grito de su gente, sino de los motivos de la alegría”. Y es que, entre los religiosos, a veces hay castas, que con nuestra actitud vamos haciendo. Nos separamos”.

“Te sacaron de detrás del rebaño, no te olvides nunca, no te la creas. No niegues tus raíces“, reclamó el Papa.

La tercera palabra, la de quien se detiene y da ánimos. “Un eco que no nace directamente del grito de Bartimeo, sino de la reacción de la gente que mira cómo Jesús actuó ante el clamor del mendicante. Aquellos que no le daban paso o le hacían callar, al ver a Jesús cambian. Es un grito que se transforma en palabra, en invitación, en cambio, en propuestas de novedad frente a nuestras formas de reaccionar”.

“A diferencia de los que pasaban”, señaló el Papa, “Jesús se detuvo y preguntó qué pasa. Se detiene frente al clamor de una persona. Sale del anonimato de una muchedumbre para identificarlo y de esa forma se compromete con él. Y lejos de mandarle callar, le pregunta qué puede hacer por él. No necesita diferenciarse, no le echa un sermón, no le clasifica ni le pregunta si está autorizado para hablar. Sólo le pregunta y quiere ser parte de la vida de ese hombre, queriendo asumir su misma suerte. Así le restituye paulatinamente de la dignidad que tenía perdida, al borde del camino y ciego. Lo incluye. Y lejos de verlo desde fuera, se identifica con los problemas”.

Porque, “no existe una compasión que no se detenga, no existe una compasión que no escuche, que no se solidarice con el otro. La compasión no es “zapping”, no es silenciar el dolor. Es la lógica propia del amor, el padecer-con. No se centra en el miedo, sino en la libertad que nace de amar y pone el bien del otro sobre todas las cosas. Es la lógica que nace de no tener miedo de acercarse al dolor de nuestra gente. Aunque muchas veces no sea más que estar al lado y hacer de ese momento una oportunidad de oración

No somos testigos de una ideología, de una receta o de una manera de hacer teología, concluyó Bergoglio. “Somos testigos del amor sanador y misericordioso de Jesús. Somos testigos de su actuar en la vida de nuestras comunidades. Y esta es la pedagogía del maestro, de Dios con su pueblo:pasar de la indiferencia del zapping, al ánimo, levanta. No porque seamos los mejores o funcionarios de Dios, sino porque somos testigos agradecidos de la misericordia que nos transforma”. Leer más…

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El Papa “beatifica” al jesuita Luis Espinal asesinado en Bolivia.

Domingo, 12 de julio de 2015
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img_0968“El padre Luis Espinal predicó el Evangelio, ese Evangelio molestó: por eso lo eliminaron”

Francisco oró en el lugar donde asesinaron a Luis Espinal

“Víctima de intereses de los que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia”

(J. Bastante).- “El Padre Luis Espinal predicó el Evangelio, ese Evangelio molestó: por eso lo eliminaron“. Tras el rito de bienvenida, Bergoglio quiso acudir a la “curva Achachicala”, el lugar donde el 21 de marzo de 1980 asesinaron al jesuita español, en lo que se ha interpretado como el reconocimiento de su martirio. Son muchas las voces que reclaman la beatificación de Espinal.

Una vez allí ordenó detener el papamóvil y, ante una multitud que llevaba 35 años esperando un gesto así, pidió un minuto de silencio y rezó el Padre Nuestro. “Les pido que no se olviden de rezar por él, por un hermano nuestro, víctima de intereses de los que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia, continuó el Pontífice.

“El padre Espinal predicó el Evangelio que nos hace libres. Que Jesús lo tenga junto a él”, terminó el Papa, quien pidió, como ya es costumbre, a los fieles, que “no se olviden de rezar por mí”.

Por otra parte, el Vaticano niega que el Papa se molestase por el “crucifijo comunista” de Evo Morales:

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, explicó ayer que el papa Francisco “no tuvo una particular reacción negativa” al crucifijo con la hoz y el martillo que le regaló el presidente Evo Morales durante su visita de cortesía al palacio presidencial en La Paz.

El Papa no ha tenido una particular reacción a esto y ni me ha dicho que manifieste particular reacción negativa a esto”, dijo Lombardi, que respondió en una rueda de prensa a la preguntas sobre el regalo del crucifijo.

El crucifijo tallado sobre una hoz y un martillo, que el presidente de Bolivia, Evo Morales, regaló al papa Francisco y que provocó críticas de opositores que consideraron el obsequio como algo “vergonzoso” que sorprendió al sumo pontífice.

La “cruz comunista”, como se la ha bautizado en los medios, es una replica de una figura tallada por el sacerdote jesuita español Luis Espinal Camps, que fue torturado y asesinado por paramilitares en La Paz en 1980 por denunciar la violencia política en el país.

Lombardi explicó “que pidió a los jesuitas que estaban en la misa sobre esta cruz y efectivamente es algo que fue diseñado por Espinal (…) y con el sentido de una actitud de diálogo muy abierto a todos”.

No era una interpretación ideológica específica pero era algo que había diseñado, pero no muchas personas conocían esta historia, No era algo que fue difundido y que fue utilizado por Espinal. No era algo conocido por los obispos o por otros jesuitas”, agregó.

Precisó que esta cruz no tenía una significación ideológica particular y su deseo de todos por el empeño por la liberación y el progreso del país”.

Al respecto de las polémicas, el portavoz aclaró que se abren interrogantes sobre el símbolo, pero que los jesuitas reiteraron que el origen es el sentido de diálogo muy amplio y no de una ideología específica”.

espinal2_560x280Francisco orando en la curva donde asesinaron a Luis Espinal

Sobre que Francisco recibió el regalo vinculado a la condecoración Orden al Merito “Luis Espinal Camps”, Lombardi especificó que el pontífice no sabía que iba a ser condecorado, y que normalmente rechaza este tipo de honores.

Lombardi siguió explicando que, según les contaron los jesuitas, en esta cruz “no hay una confusión entre fe e ideología” y que no era “un símbolo de interpretación marxista sino del diálogo y libertad”.

Por su parte, el Gobierno de Bolivia defendió que el crucifijo sobre una hoz y un martillo que fue obsequiado por el presidente Evo Morales al papa Francisco es un símbolo de los agricultores y los obreros, que “son pueblos de Dios”.

La ministra boliviana de Comunicación, Marianela Paco, replicó así en los medios a las críticas de opositores por el regalo, que ya ha sido bautizado en alguna prensa como el “crucifijo comunista”. “Esta cruz que tiene la hoz y el martillo tiene un significado muy profundo porque ha sido hecha por las manos de un revolucionario como fue Luis Espinal”, dijo Paco. Destacó que la hoz identifica a los labradores y el martillo a los obreros, “poblaciones humildes, trabajadores, pueblos de Dios”.

Fuente Religión Digital

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“La cruz de Luis Espinal”, por Jesús Bastante

Domingo, 12 de julio de 2015
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int-69516De su blog El Barón Rampante:

Espinal fue asesinado por la extrema derecha tres días antes que Romero

Reconozco que cuando, anoche, contemplé en directo el intercambio de regalos entre Evo Morales y el Papa Francisco, sentí cierta sorpresa: ¡el presidente regalaba al Papa un crucifijo de madera hecho con una cruz y un martillo! Una provocación, ingeniosa e innecesaria, pensé. También intuí que esa imagen daría la vuelta al mundo, y provocaría múltiples reacciones, casi ninguna positiva. No me equivocaba.

Horas después, vino la explicación, que no es baladí. Dicha cruz es una réplica de la que utilizaba, en su despacho, el jesuita Luis Espinal, a quien Francisco rindió un merecido homenaje junto al lugar en el que fue encontrado su cuerpo el 21 de marzo de 1980. Tres días antes del asesinato de monseñor Romero. Los dos, víctimas de la violencia de la extrema derecha, acusados de comunistas. Romero ya es beato, y pocos dudan que, después del homenaje que le rindió ayer el Papa, Luis Espinal lo será en breve.

A muchos les ha indignado que Evo Morales presentara al Papa una cruz con los signos de una ideología totalitaria que ha causado millones de muertos en todo el mundo y que ha perseguido con saña a los cristianos durante décadas. Nada dicen, probablemente porque no lo sabían, que esa cruz fue ideada por un mártir de la fe, el jesuita Espinal. Tampoco dicen nada de la utilización, en nombre de la falsa religión, de la cruz para la conquista, la masacre y la imposición de ideologías totalitarias. No es momento de colocar una balanza, tal vez porque, por fortuna, Cristo se impone a cualquier medida.

Hay que sacar la cruz del juego político, de la ideología que sea. Lo dice el Papa Francisco: el Cristianismo no es una ideología, es una forma de vida, es un modo de construir una sociedad más justa y solidaria. Los que se quejan de la utilización de la cruz por Evo Morales bien habrían de mirar la propia utilización, maniquea sin duda, que hacemos en ocasiones de la Cruz como signo de división, y no de encuentro. De muerte, y no de vida.

Hay que añadir, por cierto, que la actitud de Francisco fue modélica: aceptar el regalo pero no hacer ostentación del mismo. Con todo, me surgen muchas dudas acerca de la mezcla de símbolos, que por otro lado no deberían ser contradictorios. Pero vivimos en una sociedad simbólica, para bien o para mal.

Cristo no fue comunista ni responsable de las atrocidades de ese régimen en tiempos Stalin, por ejemplo. Pero tampoco de los cometidos por otros en su nombre, que se dedicaron a llevarlo bajo palio o a encerrarlo en jaulas de oro y diamante. O a construir mausoleos presididos por ella bajo los huesos de muchos muertos. Con todo, la cruz que más impacta, en este viaje, y ante la que Francisco se inclinó a rezar, fue aquella que recuerda la muerte del jesuita Luis Espinal, torturado y asesinado por proclamar al que estuvo colgado en el madero.

Porque, no lo olvidemos, el madero quedó vacío. La victoria es la tumba abierta, la Resurrección, no la Muerte. La cruz, por mucho que se empeñen los más radicales de un signo un otro, no es el signo fundamental del ser Cristiano. Es Jesús, su vida -también su Pasión y su Muerte- y, sobre todo, su modo de vencer la Muerte. Y el llamado a construir el Reino aquí, y ahora. El Cristo de las Bienaventuranzas, por el que lamentablemente murieron, a lo largo de los siglos, millones de cristianos: desde los mártires del Coliseo a los de la “persecución religiosa” de la España de los años 30 o las víctimas del Estado Islámico; desde Romero a Ellacuría, Angelelli o -sí, también- el “rojo” de Luis Espinal.

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“La misa prohibida”, por Mónica García Peralta

Domingo, 12 de julio de 2015
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19671075Una de mis más felices experiencias fue poder orar en la iglesia de Nuestra Señora de Solentiname, en el lago Nicaragua/Cocibolca donde se cantó por primera vez, respirar el aire del archipiélago, hablar con Ernesto Cardenal… y ver cómo un colibrí aleteaba…

Hace cuarenta años, sobre piso de tierra y entre paredes de adobe, sonó por primera vez la Misa Campesina nicaragüense. La Iglesia y el Gobierno la consideraron herética, blasfema y peligrosa. Ambos la prohibieron. Ahora Carlos Mejía Godoy, su autor, pedirá al papa Francisco que levante ese veto

Y ahí estaban todos. Un sacerdote cabello blanco y barba tupida oficiaba la misa. Los campesinos anclaron sus botes y pangas alrededor de la isla. Resonaban los ritmos mazurcas, son nica, son de toros, el “miskitu” y cantaban cinco músicos al iniciar el rito: Vos sos el Dios de los pobres/ El Dios humano y sencillo/ El Dios que sufre en la calle/ El Dios del rostro curtido…

90-Recien-llegando-Pinita-y-yo-nos-fuimos-a-visitar-la-iglesia-jueves-19Una avioneta volaba sobre la iglesia de tejas, pero adentro no cesaba la Misa Campesina. Fue un domingo de Semana Santa, dice el poeta y escultor Ernesto Cardenal. En 1974 o 1975, recuerda impreciso Carlos Mejía Godoy, compositor y cantante de esta, junto al el grupo de músicos Los de Palacagüina. “Llegaron también espías del gobierno de Somoza y la avioneta seguía ahí, amenazándonos desde el aire, casi a punto de caer sobre nosotros”, evoca Ernesto Cardenal, el entonces cura que incluso asesoró junto con su hermano Fernando Cardenal, la creación de los versos para esta misa.

Llegó mucha gente ese día, dice Cardenal, de distintos lugares, pero en especial de San Carlos, “sobre todo los jóvenes”. “Estaban ahí todos los muchachos. Los futuros combatientes que se tomarían el cuartel de San Carlos más tarde: Felipe Peña, Alejandro Guevara, Laureano Mairena, Elvis Chavarría”.

Mejía Godoy terminó de dar forma a los estribillos en ese pedazo de tierra sobre las aguas del Gran Lago. “Solentiname fue el pequeño laboratorio donde fuimos armando este rompecabezas, ahí se cantó por vez primera la Misa Campesina”.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua, presidida en ese entonces por monseñor Manuel Salazar y Espinoza, reaccionó contra los cantos. El 9 de noviembre de 1976 decretó “la no aprobación de la Misa Campesina por considerarla un canto no litúrgico”, publicó la Iglesia en un comunicado, según se relata en la investigación Canto Popular de Nicaragua, de Francisco “Pancho” Cedeño, de pronta publicación, dice Roberto Sánchez, editor del texto.

El gran “pecado” de la Misa Campesina fue la osadía que Carlos Mejía Godoy imprimió en las letras, a juicio de Cardenal. “Parecía herética”, asegura, por poner a Dios como un trabajador de la calle. “Un Dios que suda, un Dios que es el Cristo trabajador. Y ese es el mismo Cristo, es el Jesús bíblico. Parece que fuera una extravagancia o una blasfemia, pero no, se habla del mismo Dios encarnado en hombre”, explica el poeta, quien en ese entonces escribió un texto explicativo para la Conferencia Episcopal defendiendo los textos. Nunca llegó una respuesta.

410-DOM-REPORTAJE1Ernesto Cardenal mientras oficiaba una de las misas en la iglesia de Solentiname. Foto: Cortesía archivo personal de Ernesto Cardenal.

Aun así, la prohibición permaneció. Carlos Mejía Godoy recuerda que el mismo Vaticano extendió un veto y también lo prohibió el Estado. De acuerdo con Ernesto Cardenal, también lo prohibió el arzobispo Miguel Obando y Bravo. “Y sigue prohibida hasta hoy”, reitera. Y aunque esos conflictos no detuvieron la expansión de los cantos que sonaron más tarde en Bolivia, Guatemala, Perú, España, Estados Unidos y muchos otros países, este año, Carlos Mejía, en el 40 aniversario de su creación, solicitará al papa Francisco una audiencia para que la Misa Campesina nicaragüense vuelva a sonar bajo los atrios de las iglesias.

PURO CORAZÓN NICA

En ese tiempo Carlos Mejía Godoy era ya un treintañero. Ya había grabado dos discos: Cantos a Flor de Pueblo y La Calle de en Medio . Ya había estudiado tres años para ser sacerdote en el Seminario Nacional. Y ya se había desencantado del cristianismo por la formación “monástica” con que se le había instruido desde niño.

El padre español José de la Jara, su profesor de Música en el seminario, le insistió para que participara en la creación de una misa popular nicaragüense al salir del seminario. “Por aquel tiempo se estaban haciendo misas nacionales en todas partes. Había salvadoreña, hondureña y el padre de la Jara creó la nicaragüense”, comenta Ernesto Cardenal. Esa misa no contó con la participación de Mejía Godoy, porque “en la conciencia aún no me sentía muy claro sobre mi posición como cristiano”, explica. “Yo solo le dije más adelantito, sin imaginarme que realmente así sería”.

32-575x431La misa popular nicaragüense se empezó a cantar en todas las iglesias nicaragüenses desde el año 1968, apunta Roberto Sánchez, historiador. “El padre de la Jara había dejado su papel como docente para fundar la parroquia San Pablo Apóstol, de la Colonia 14 de Septiembre y se sacó un disco con estos cantos que contenían a un lado la misa y al otro lado los salmos de Ernesto Cardenal, cantados por William Agudelo”, dice el historiador.

“Él (padre José de la Jara) dio nacimiento a iglesias populares nicaragüenses y esa es la experiencia sobre la que trabajo yo, más tarde”, cuenta Godoy, quien vio un potencial movimiento de lucha por los pobres, que tuvo origen en los barrios orientales de Managua “y así sí me entusiasmo, esa misa me sirve de parámetro y empiezo a planear algo distinto, un poco más profundo”.

“Ese fue el principal antecedente de la Misa Campesina nicaragüense. La misa popular era tradicional, pero aun así, apuntaba a la identidad de Nicaragua”, explica Wilmor López, periodista e investigador de cultura, quien considera esa fue la base en que Carlos Mejía inició la composición y arreglo de 11 cantos destinados a acompañar la liturgia eclesial de Nicaragua.

“La diferencia con la misa popular quizás estaba en sus ritmos musicales y las letras de sus cantos. Esta incorporaba los instrumentos y los ritmos de las mazurcas, sones de toros, son nica, canciones con armonía de los cantos miskitos y nuevas creaciones, como el canto de meditación, conocido como Canto de los Pájaros , del leonés Pablo Martínez Téllez”, relata López. Pero el “salto de la liebre” que tuvo esta creación “fue tomar la palabra viva del evangelio en boca de campesinos y obreros”, afirma Mejía Godoy, quien se dio a la tarea de recopilar por más de un año, grabadora en mano por los cuatro puntos cardinales, lo que la gente entendía del evangelio.

26354462a8bd44f4555d9fffe8dedde6“Cuando usted dice Cristo ten piedad, Cristo apiádate de nosotros, ¿qué piensa?”, le preguntaba Mejía Godoy a la gente. Cuenta que así, con esa curiosidad, se fue a la pastoral del norte, donde el párroco Gregorio Smutko, conocido de cariño como “Goyito”, le asignó a Anselmo Nixon, un seminarista de la zona para que cantara el Miskitu Lawana, un himno anónimo de la Iglesia morava. “Porque yo no quería que la misa fuera solo del Pacífico, sino que quería que fuera de toda Nicaragua, el muchacho se vino a Managua para cantarla, como yo quería que estuviese, en la lengua original”, relata el cantautor, quien también anduvo en la costa Atlántica y el Pacífico, para más tarde parar en Solentiname.

Lo más importante que tiene esta misa, dice Carlos Mejía, es que no solo contiene los ritmos que ya sonaban de punta a punta en Nicaragua, sino también las palabras. “Las del obrero, las del campesino. Está argot, el escaliche, las palabras derivadas del Náhualt. Van las frutas, van los pájaros, las flores. Está la Nicaragua viva ahí”.

RELIGIÓN, PERSECUCIÓN Y CONFLICTO

Aquella avioneta que estuvo volando muy bajo en la iglesia de Solentiname el primer día que se cantó esta misa en ese archipiélago, fue solamente un aviso. Los que participaron de la celebración escuchaban un ruido enorme, pero el asedio iría más allá de un documento emitido por la Conferencia Episcopal y ese ruido en contra de la música se escucharía muchas otras veces.

Se planeó una gran misa de inauguración a la que asistieron más de mil personas y sería en Managua. Escogieron para celebrar la Plaza de los Cabros en el barrio Open Tres, hoy Ciudad Sandino, pero no había iniciado la celebración cuando la Guardia Nacional hizo un masivo desalojo. “A culatazos, disparos y bombas lacrimógenas sacaron a todos. El mismo Carlos Mejía fue montado en un vehículo militar”, narra Roberto Sánchez. Todo por una la letra distinta: “Una letra que llama a la liberación y Somoza no iba a admitir esas expresiones, todo lo que sonara a libertad chocaba con la dictadura y la Misa Campesina es un canto liberador”, dice el historiador.

(foto de archivo, jv) Carlos Mejia Godoy y los de Palacaguina cantando la misa campesina, durante un acto sandinista, enero 12 de 1980. La Prensa/cruz fllores

(foto de archivo, jv) Carlos Mejia Godoy y los de Palacaguina cantando la misa campesina, durante un acto sandinista, enero 12 de 1980. La Prensa/cruz fllores

Al día siguiente de ese estreno frustrado, ya la misa se estaba cantando por los cuatro puntos cardinales de la patria, asegura Mejía Godoy, que aquella “fue una onda expansiva de espiritualidad y de amor a Nicaragua”. Sánchez comenta que fue la música misma la que se ganó el amor del pueblo y se impuso sobre las medidas de la Iglesia. “Se convirtió en religiosidad popular, aun cuando oficialmente no se podía celebrar en ninguna iglesia”.

El vicario judicial de la Arquidiócesis de Managua, Julio Arana, recuerda la situación bastante distinta en cuanto a la Misa Campesina. Según él, hubo nada más un conflicto en los barrios orientales de Managua, en una capilla donde “algunas personas querían que se cantara la Misa Campesina todos los domingos, en todas las misas”. En algunos años se permitía que se cantara, dice el cura, y esto sirvió para atraer al pueblo a una vivencia de la eucaristía “como una cuestión folclórica, pero hay que entender que los cantos de la misa de Carlos Mejía Godoy respondieron a una realidad propia de la época, una situación política específica y en el marco de la Teología de la Liberación. Pero la Iglesia jamás ha prohibido que se cante la Misa Campesina. No existe documento alguno que la haya prohibido de forma expresa”, asegura Arana.

Aun así los recuerdos entre quienes participaron aseguran que solo algunos sacerdotes “progresistas” permitían esta misa. Hoy se cantan piezas en algunas iglesias, pero hay sectores que aún no la admiten, dice Sánchez. “Yo considero que si Carlos Mejía Godoy quiere hacer esa solicitud al papa Francisco, está en su derecho. Creo que el Vaticano le va a decir que hay que dirigirse a la comisión de la Conferencia Episcopal y en este caso a la comisión litúrgica para que se evalúe cualquier tipo de errores teológicos que puedan contener esos cantos”, apunta por su parte el padre Arana.

(foto de archivo, jv) Carlos Mejia Godoy y los de Palacaguina, cantando la misa campesina en memoria de cinco martires de  El Calvario en Leon.  febrero 16 de 1980.  La Prensa/mauricio orozco

(foto de archivo, jv) Carlos Mejia Godoy y los de Palacaguina, cantando la misa campesina en memoria de cinco martires de El Calvario en Leon. febrero 16 de 1980. La Prensa/mauricio orozco

“ANTES QUE NAZCA EL DÍA…”

Carlos Mejía Godoy es el principal autor, pero otros músicos también colaboraron. Esta es la estructura y los aportes que se le hicieron:

Canto de entrada: Recopilaciones de Carlos Mejía en Talleres de Sonido Popular.

Kyrie: es una palabra griega que significa piedad. El canto es una mazurca segoviana combinada con la música jinotegana de La Perra Renca.

El Gloria: contiene el son de toros conocido como La Mama Ramona, la música fue tocada por la banda popular del Diriá a cargo del profesor Teodoro Ríos.

El Credo: fue compuesto con partes de los testimonios que se daban después del evangelio que oficiaba Ernesto Cardenal y era una especie de diálogo con los campesinos.

Ofertorio: Tiene partes de una mazurca segoviana: La Chancha Flaca.

Miskitu Lawana. Es un canto anónimo de la Iglesia morava, fue interpretado por Anselmo Nixon.

El canto de meditación: conocido como El Canto de los Pájaros, es una creación de Carlos Martínez Téllez, El Guadalupano.

El santo: la música es una versión tomada de los músicos llamados Los Soñadores de Saraguasca, de la comarca de Tomatoya, de Jinotega.

Canto de despedida. Fue la última canción en componerse en los talleres de sonido popular.

SOBRE LA MISA

La Misa Campesina fue evaluada por teólogos nicaragüenses y extranjeros y de diferentes denominaciones religiosas, entre ellos católicos, evangélicos y bautistas.

Carlos Mejía Godoy, según el padre Julio Arana, siguió la estructura que propone el misal romano, después del Concilio Vaticano II.

Fue traducida a seis idiomas y se sigue cantando en muchas partes del mundo.

El padre Arana define esta composición como “una cuestión que no era contraria, pero no son cantos litúrgicos propiamente”.

Fuente CCP de Granada

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