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Ser feliz y no perderse en el intento

Sábado, 4 de julio de 2015

10304504_852891838084770_6251315185974124992_nDel blog de xabier Pikaza:

Había puesto en mi facebook la “frase” que preside esta postal, porque ella merece ser pensada y discutida. Y así ha sido, como indican algunos comentarios del facebook. Si la lees, verás que hay en su fondo algunos temas que siguen abiertos:

No es el cansancio en sí lo que importa, ni el esfuerzo solo… La vida no es pura ascesis, sino mística de amor, en felicidad ((Pero esa mística no existe sin un tipo de esfuerzo a favor de los otros, en la Vida)).
No quiero sacrificios, dice Oseas y repite Jesús de Nazaret, sino “compasión”, es decir, felicidad compartida ((Pero esa felicidad tampoco existe sin don de sí, es decir, sin darse uno mismo, sin un tipo de sacrificio en amor por los demás)).

Éstas son algunas preguntas que plantea el tema, en un tiempo como el nuestro, enfermizamente ansioso de felicidad… y muy carente de ella. Enfermos estamos, porque morimos y matamos (destruimos) a los otros pero no somos felices, quizá porque matamos (no sabemos amar), quizá porque tampoco sabemos morir… Siga leyendo quien quiera terciar en el tema. Buen día, que seas feliz.

Tres preguntas esenciales

1. ¿Puede uno ser feliz por sí mismo, sin otros, como pensaba aquel poeta excelso (y egoísta) que decía: vivir quiero conmigo / gozar quiero del bien que debo al cielo / a solas, sin testigo / libre de amor, de celos / de odio de esperanza, de recelos? (Fray Luis de León).

(No, Fray Luis, no se puede ser feliz a solas, sin testigo, libre de amor… Ciertamente, hay una felicidad interior, hecha de equilibrio y superación del deseo, como quiere el el Buda/Feliz, iluminado por dentro… Pero es una felicidad que ha de irradiarse en forma de gozo abierto, de compasión cordial, de presencia…).

2. ¿Cómo ser feliz sin que haya otro de quién recibir felicidad, sin darla al mismo tiempo y compartirla con otros, más allá de la pura pareja, en un mundo hecho siempre de otros y otros…? ¿Se puede ser feliz sin estar en-amorado, en el sentido fuerte, y sin abrir esa experiencia en-amorada hacia los otros? Sobre esto meditó y escribió sus más hondos comentarios Ricardo de San Victor, monje del siglo XII, experto en amor de comunión.

(Tienes razón, hermano Ricardo. No hay felicidad sin amor mutuo y compartido, amar y ser amado, amando juntos a un tercero, es decir, a otros (el condilecto…), pues la felicidad de dos solos, cerrados en sí mismos (en sexo, caricia mirada sin fin) acaba perdiendo su savia…Todo amor se abre y quiere no sólo eternidad (futuro) sino efusión de vida compartida, como dos juntos que aman a un tercero, y así se van abriendo, en hijos, hermanos, amigos).

3. Y en tercer lugar ¿se puede ser feliz si sufren otros a mi lado, no sólo los amigos/amantes/familia, sino también los otros/otros que yo no conozco, pero que padecen o mueren de un hambre o injusticia, de la que yo soy de alguna forma responsable? ¿Se puede ser feliz cuando otros, mis hermanos, pasan hambre, quedan expulsados o encerrados en un tipo de cárcel… quizá incluso por mi culpa, como supo Jesús de Nazaret?

(Sí, Jesús, te doy gracias porque has comenzado tu mensaje y camino buscando, irradiando y compartiendo felicidad; porque has querido que los hombres y mujeres sean felices, porque nos has dado la “tabla” de la felicidad (bienaventuranzas…), porque has vivido y muerto por ellas, para que los demás sean felices (los pobres, los hambrientos, los perseguidos…), iniciando así el gran “maratón” de la felicidad mundial, que sigue y seguirá en marcha).

Un tema abierto. Importa no equivocarse en el camino de la felicidad.

El tema es mucho más complejo… pero estoy convencido de que parte de nuestra sociedad alienada y aburguesada, en el mal sentido de la palabra, no quiere ser feliz de verdad porque busca una forma equivocada de serlo:

— Busca en las ramas no en las raíces
— Quiere comprarla con dinero, no descubrirla en la vida, y regalarla, compartirla

Ciertamente, la felicidad es lo importante, no el esfuerzo en sí, ni el sacrificio sin más… pero la verdadera felicidad exige un tipo de negación de esfuerzo, de apertura y compañía… La felicidad es ante todo un don, una luz interior, una compañía

Es la felicidad de la casa compartida, al fresco de la tarde, con tu esposo/esposa y con tus hijos, bajo la verde parra, junto a la higuera fecunda, en la paz de la aldea y de la tierra (éste es el ideal de gran parte del AT).

Es la felicidad del que deja que la luz interior le alumbre, y contempla, baila y camina irradiando compasión, dejando todo, para que los demás puedan ser también felices (ésta es la imagen de Buda feliz).

La felicidad es también la del hombre que muere en la cruz porque ha querido ofrecer felicidad a todos…, a los pobres y excluidos, iniciando sobre el mundo la gran protesta, la revolución de los que quieren ser felices… (Ésta es la imagen de Jesús, que culmina en la Ascensión, que es la fiesta de la felicidad universal).

Ciertamente, hay otros elementos importantes en la felicidad:

Está el dinero, como medio, un dinero para todos (es decir, para ser compartido en amor y confianza…)
Está el trabajo bien hecho, conseguir aquello que yo quiero, en las cosas sencillas/importantes de la vida
Está la salud aceptada, es decir, la aceptación de la vida, en un camino complejo y rico, donde la vida es don y como don ha de asumirse, compartirse, regalarse (aceptando la muerte en manos de la Vida).

Para seguir reflexionando

Ofrezco los comentarios del facebook de ayer. Gracias a todos los que habéis intervenido, especial a M. Cobo y a J. I. Calleja (Buen día Nacho, nos vemos un día). Tú también puedes seguir comentando. Buen día, y buen camino de felicidad.

C. Perez ..es cierto (lo que dice la frase), pero parece que nacemos “con una estrella y seguimos hasta que pierde su luz

Rosa Miguel Soy muy feliz, pero me da miedo decirlo.

Maria Dolores Olivares
Creo que tienes razón.

Miryam Cobo

Eso es lo que yo también creo desde hace tiempo y lo procuro la paz y la alegría son para mi mis reglas de discernimiento de que así es, que no se trata tanto de hacer, sino de amar, hagas los que hagas, aunque no hagas nada, que ames siempre y a todo lo que tiene vida, lo difícil es no apegarse a nadie, pero la lucha es diaria, no hay que bajar la guardia

José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete.

Es una bonita frase que puede ser un tremendo error egoísta, en su sencillez. Si vas en la vida a golpe de sacrificio y penitencia, ni vives ni dejas vivir por el carácter avinagrado que se te pone, o el carrerismo en que te mueves; pero si el sacrificio es porque la vida real trae sus dificultades graves, y por la bondad y la justicia que pones en las cosas que te tocan o tocan a la gente que te rodea y quieres, entonces ese sacrificio es digno y participa de otro modo de la felicidad.

Hay muchas veces que la gente que te rodea, o uno mismo, pasa por situaciones tan difíciles que seguir tu camino para ser feliz, es una obscenidad. Y quedarte al lado o seguir al lado, no siempre significa satisfacción o dicha. Los malos ratos están ahí y ni el mejor Dios los hace gratos y livianos. Ya sé que me he puesto serio, pero ser feliz puede requerir en no pocos momentos, modos de solidaridad que hacen sufrir.

Todavía estaría Jesús cenando, si no hubiera encontrado modos de ser feliz cuando la dignidad de las víctimas requería sacrificios muy desagradables. Vamos, que a la cruz fue a la fuerza y, supongo, que escasamente feliz. Por tanto, no aligeremos el camino de la felicidad para todos, que para muchos no viene por sendas tan sencillas. Sed muy felices (con los otros que lo tengan más difícil y, a veces, casi imposible).

Miryam Cobo

Ser feliz es un don de Dios, y creo que no esta en lo que uno tienen o uno es, sino en el modo de vivir y gestionar lo que tiene y lo que es, poco o mucho y compartirlo con los demás, ser para los demás , aunque no te admitan, te persigan, te odien incluso, porque hay gente que no perdona que uno sea feliz teniendo menos que ellos

José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete.

Algunos, Miryam, pueden lograr ese nivel de libertad interior para ser felices en la peor y más humillante situación vital. Un don de Dios -dices-, sí, es un manera de contar las cosas. (Queda el problema de si Dios lo da todos, o a unos sí y a otros no, y por qué). Pero es un lenguaje que entiendo, (aunque la interpretación que suelo escuchar, no me entusiasma porque parece un Dios algo caprichoso. No me entusiasma).

Pero comprendiendo el fondo de tus palabras, la mayoría de la gente no necesita mucho para ser feliz -no deberíamos necesitar mucho, quiero decir-, pero necesita lo imprescindible. Si mis hijos pasan hambre, no es fácil ser feliz; si no tengo los medios mínimos, no me es fácil. Por eso, que no hablo de envidias al que tiene más, sino de tener lo imprescindible en dignidad humana. Sin esto, un santo puede ser feliz, pero un humano común, es difícil; y a quien está bastante bien y es feliz -como yo-, me urge a seguir estándolo, pero con más consciencia y justicia que me complica y a veces me sufrir. Por eso digo, entiendo la frase de origen, pero está pensada para ciudadanos medios con medios de vida suficientes y en situaciones vitales asequibles.

Si me pongo en el lugar de los echados al margen, entiendo que pueden ser felices, pero sé que no lo tienen fácil; y si le pasa a gente que quiero, me desazona mucho; no me hace infeliz -procuro- pero tampoco me alegra el día; a contrario me lo complica mucho y me duele muy adentro. Prefiero, sinceramente, no pasar por ello a diario. Pero puedes verlo de otro modo, aun teniendo la misma fe, Miryam. Buen domingo.

Irma Perez Garcia.

Ser feliz me fue imposible hasta como a los 19 años como dice
Jose Ignacio por situaciones de un carácter avinagrado y no me llego la felicidad por sendas sencillas, pero llegó gracias a Dios llegó, Bendito El que nos enseña el camino con altas y bajas, sabores y sinsabores somos felices, es trabajo de mucha entrega, para compartir con quienes la tengan más difícil
Gracias

Miryam Cobo

Estoy de acuerdo contigo, José Ignacio, porque hay empatía para quienes tienen menos, o peor aun, no tienen nada y me da tanta y tanta impotencia que mi fe se tambalea, cuando veo por las calles tanta gente literalmente tirada en el suelo, durmiendo en cajas de cartón , si vieras que cosas me entra por dentro, creo que a todos cuantos estamos aquí hablando de este tema nos ocurre lo mismo, pero es tanta la impotencia y que esperanza les vas a dar, y que alegría? ya no hablemos de felicidad . No estas cosas no son fáciles y me alejan de Dios, no creas, y lo he hablado con gente que puede ayudar y te saltan por los cerros de Ubeda, que ya dejo de creer hasta en el ser humano.

El libro de un amigo, un tratado de fondo sobre la felicidad

Ernesto J. Brotóns Tena, Dios y la Felicidad. Historia y teología de una relación, Secretariado Trinitario, Salamanca 2013, 812 págs.

Ésta es, quizá, la obra teológica más importante que existe en castellano sobre la teología de la felicidad. Yo hubiera cambiado su título, poniendo simplemente Teología de la Felicidad (quizá con un subtítulo), pues de ella trata el libro y la felicidad no es un motivo secundario, sino un tema troncal del pensamiento, que define a Dios en el fondo comoFelicidad para los hombres, Evangelio (Buena Nueva), no en otro lugar, otro planeta, ni tampoco más allá o después, sino en esta misma vida, en contra de aquellos que han querido convertirle en pura “ley”, absoluto metafísico o mentiroso dis-angelio (como pensaba Nietzsche).

1. Brotons vincula explícitamente el deseo humano de felicidad y la confesión de una Presencia undante y beatificante (es decir, el Dios amigo). La felicidad viene del “otro”, y en concreto del Dios que nos ha hecho (para ser) felices, sobre fatalidad y destino, encarnándose en Jesús, para ofrecer y compartir con nosotros, de un modo gratuito, su propia felicidad divina (¡en la carne!).

2. La Trinidad de Dios es un despliegue de felicidad. El Dios en sí feliz se revela para hacer felices a los hombres, como aquel que vive en comunión de amor. Partiendo de ese Dios, la vida humana ha de entenderse como experiencia y despliegue de felicidad, pues si no fueran felices los hombres se negarían a vivir.

3. La Trinidad es garantía y estímulo de felicidad, pues el mismo Dios se ha encarnado (Jn 1, 14), para ser feliz en y con los hombres (aunque esa felicidad se ha dado en forme de entrega/regalo de vida).. En esa línea, el cristianismo va en contra de todo planteamiento maniqueísta, afirmando la bondad de lo creado, y rechazando todo desprecio del mundo y todo masoquismo victimista.

Es evidente que Brotons no ha respondido a todas las preguntas sobre la felicdad, ni ha elaborado (por ahora) una teología definitiva de ese tema, pero ha empezado a recorrer el buen camino.

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