“Espíritu vivificante”, por Juan Masiá sj
De su blog Vivir y Pensar en la Frontera:
(Homilía en la Vigilia de Pentecostés)
El Espíritu desvelador de la Verdad os guiará por el camino
hacia la plenitud de la verdad (Jn 16, 13).
Espiritualidad es despertar a la vida. Espiritualidad cristiana es despertar a la realidad del Espíritu de Vida, que manifiesta a Jesús como Rostro y Símbolo de Abba, el Dios Padre y Madre.
El Espíritu transforma nuestra conciencia para reconocer por fe a Jesús, El Que Vive y hace vivir.
El Espíritu desvelador de la Verdad os guiará por el camino hacia la plenitud de la verdad (Jn 16, 13). Nos encaminará a la totalidad de la verdad, porque todavía no estamos en ella. Ninguna expresión social e histórica de espiritualidad puede arrogarse la exclusiva del Espíritu de Verdad.
Para la fe católica, la presencia del Espíritu “subsiste” (sub-sistit: está latente) también en la propia iglesia, pero sin que la Iglesia tenga monopolio sobre ella.
¿Creer en el Espíritu? Más bien, “creer desde el Espíritu”. ¿Creer a la Iglesia? Más bien, “creer en Dios, estando en la iglesia, comunidad reunida por el Espíritu, transmisora del mensaje de Jesús.
Nos santiguamos desde arriba hacia abajo: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu”; originalmente, la fórmula era ascendente: desde el Espíritu, por Jesús, al Padre: In Spiritu per Filium ad Patrem.
El Espíritu es símbolo de la presencia continua y activa en el mundo de la Fuente Creadora de la Vida. Ese Espíritu hace creer y orar diciendo: ¡Abba, Padre, Madre! (Rom 8, 15).
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