El “antipremio” a un párroco revive la conmoción por el suicidio de un adolescente gay en la República Checa
A la izda Ester Janečková, tía del joven Filip Havlíček, a la dcha, arriba su tío sacerdote Ivan Havlíček, y abajo el párroco Marián Benko
Tras la reciente conmemoración del Día Internacional contra la LGTBfobia nos hacemos eco de otro suicidio de un adolescente LGTB. En esta ocasión, sin embargo, la historia proviene de un país del que no suelen llegar noticias a España en el ámbito LGTB, la República Checa. Su nombre era Filip Havlíček y su muerte, ocurrida el año pasado, ha provocado toda una serie de reacciones, la última de ellas un “antipremio” al homófobo párroco de su localidad.
Filip se quitó la vida en febrero del año pasado, a los 14 años. Su suicidio causó una profunda conmoción en la República Checa. Se da además la circunstancia de que el chico era sobrino de Ester Janečková, conocida presentadora de televisión en ese país. Uno de los aspectos más llamativos de la historia fue el papel que jugaron diferentes sacerdotes católicos, muy singularmente el párroco del pueblo de Filip, Marián Benko, que en sus sermones trataba reiteradamente sobre la homosexualidad en términos condenatorios. Filip, que era católico, acabó por dejar de ir a la iglesia. Fueron precisamente sus sermones, unidos a la homofobia que encontraba entre los vecinos de su pueblo, los que le afectaron profundamente.
No acaba aquí el triste papel del párroco, que tuvo el mal gusto de pronunciarse contra la homosexualidad en el mismo funeral de Filip. Durante la celebración, un representante de una asociación LGTB habló públicamente y denunció la homofobia que había empujado al adolescente a quitarse la vida. Frente a ello, el párroco protestó, diciendo que los homosexuales tenían la obligación de “comportarse normalmente“. Esta reacción provocó una enorme indignación y llevó incluso a que fuera públicamente contradicho por otras personas de Iglesia. Es el caso de uno de los tíos de Filip, sacerdote y capellán del ejército: Ivan Havlíček. Fue rotundo. No sólo condenó las palabras del párroco sino que además habló abiertamente de la plena inclusión de las personas LGTB dentro de la Iglesia católica: “Veo a los homosexuales como a cualquier otro ser humano. En la Iglesia no hay ninguna indicación de cómo acercarse al tema. Deberíamos aprender a aceptarnos como somos. Como dijo ya Jesús: lo que no quieras que hagan contigo, no lo hagas tú“, afirmó.
No quedaron ahí las reacciones. Aunque más comedida, merece destacarse la intervención de Tomáš Halík, jesuita y presidente de la Academia Cristiana Checa, que señaló también lo profundamente inadecuado de la respuesta de Benko: “El escándalo causado por uno de los sacerdotes… es inaceptable desde el punto de vista de la Iglesia. Nosotros vemos a las personas con orientación homosexual como creación de Dios. Todos somos iguales. Todos, independientemente de su orientación sexual, tienen derecho a una digna ceremonia y despedida en la iglesia. Estoy convencido de que, sea cual sea la opinión del sacerdote, tendría que haber mantenido el decoro, sobre todo teniendo en cuenta a los familiares. Se tendría que haber guardado sus opiniones personales“.
La homofobia del párroco, “reconocida”
Si la historia ha vuelto ahora a la actualidad es gracias al ”reconocimiento” que ha merecido Marián Benko, el párroco de la localidad de Filip, que ha sido “galardonado” por la Asociación por la memoria queer (Společnost pro queer paměť). Esta organización ha querido hacer notar su homofobia otorgándole el premio “protiPROUD” (que se puede traducir como “anti-orgullo”).
En definitiva, un caso más entre tantos que habla de la urgencia de luchar contra la LGTBfobia, también en la República Checa, un país que aunque parte del antiguo bloque del este y país eslavo, tiene algunas características peculiares. Por un lado, la homofobia social es menor que en otros países de su entorno (con la excepción, quizá, de Eslovenia). Por otro, el peso de la religión es muy inferior al de otros países, pues no en vano se trata de uno de los países con mayores índices de ateísmo del mundo. Todo ello ayuda a entender que incluso desde la misma Iglesia católica hayan tenido que corregir al párroco.
Fuente Dosmanzanas
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