Sólo he empezado a buscar las preguntas.
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Supongamos que el mensaje de un supuesto contemplativo a un supuesto hombre del mundo sea parecido a este:
Querido hermano:
¿Puedo decirte que he encontrado respuestas a las preguntas que atormentan a los hombres de nuestro tiempo? Yo no sé si he encontrado respuestas. Cuando me hice monje, sí, estaba más seguro de las ‘respuestas’. Pero a medida que envejezco en la vida monástica y me adentro más en la soledad, tomo conciencia de que sólo he empezado a buscar las preguntas. ¿Y cuáles son las preguntas? ¿Puede el ser humano encontrar sentido a su existencia? ¿Puede el ser humano honestamente dar sentido a su vida limitándose a adoptar un cierto conjunto de explicaciones que pretenden decirle por qué empezó el mundo y dónde terminará, por qué existe el mal y qué se necesita para una vida buena?. Hermano, quizás en mi soledad me he convertido, por decirlo así, en un explorador para ti, en un buscador de ámbitos que tú no eres capaz de visitar -excepto, tal vez, en compañía del psiquiatra-. He sido llamado a explorar un área desierta del corazón humano donde las explicaciones ya no son suficientes, y donde uno aprende que lo único que cuenta es la experiencia. Una región árida, rocosa y oscura del alma, a veces iluminada por extraños fuegos que los hombres temen, y poblada por espectros que los hombres evitan cuidadosamente, excepto en las pesadillas. Y en esta área he aprendido que uno no puede conocer verdaderamente la esperanza si no ha descubierto cuánto se parece a la desesperanza. El lenguaje del cristianismo ha dicho esto durante siglos con otras palabras menos desnudas”.
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THOMAS MERTON.
(tomado de “El Libro de las Horas”. Sal Terrae)
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