Los estudiantes de un colegio protestan ante el despido de un profesor gay en un colegio católico
Este profesor gay fue despedido de su colegio, y sus alumnos.
Una escuela católica en Iowa ha despedido a uno de sus profesores al descubrirse que era homosexual. El caso de Tyler McCubin es más sangrante: estaba como profesor sustituto, y cuando pudo optar a una plaza fija, se lo negaron por su condición de gay en una escuela católica.
La homofobia en la Iglesia es algo a lo que estamos muy acostumbrados pero la reacción de los alumnos ha sido todo un ejemplo para la comunidad: 150 de los alumnos de McCubin se unieron a una protesta en frente de la escuela por la decisión tomada y en apoyo al profesor, al que tienen mucho cariño.
Tyler es el profesor de gimnasia y estudios sociales, y tras el despido, ha declarado lo siguiente: “quiero que mis estudiantes LGBT sepan que estoy aquí para ellos, pero a la vez no me permiten estar porque soy sincero conmigo mismo”.
Uno de los curas del colegio ha criticado las protestas y ha afirmado con esta desvergüenza que: “me entristece que traten así a nuestra escuela. Así no es como actuaría Cristo”. Por desgracia, este personaje sí que no sabe cómo cómo actuaría Cristo, estamos seguros de que no expulsaría a alguien por su orientación sexual.
Ojalá aprendiesen de estos alumnos porque como dice el mismo Jesús en el Evangelio, que este cura y esta escuela parecen desconocer:
“En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
Mateo 11, 25-30
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