Tribunal alemán condena con una leve multa a familiares de un joven gay por secuestrarle para casarle con una mujer
Nasser El-Ahmad, de 18 años, dijo que su objetivo era dar a conocer su caso y no buscará presentar un recurso contra sus tres familiares. Su padre y sus tíos no aceptaron su orientación sexual y trataron de casarlo a la fuerza con una mujer musulmana.
Un Tribunal de Berlín (Alemania) condenó este jueves con sanciones económicas a los familiares de un joven homosexual por haberlo secuestrado para sacarlo del país con el objetivo de casarlo a la fuerza con una mujer en El Líbano. El padre y dos tíos del joven libanés Nasser El-Ahmad fueron multados con mil 350 euros durante un proceso judicial que solo duró diez minutos y que fue celebrado en ausencia de los procesados, contra quienes se emitió una orden de detención. El demandante, de 18 años, dijo a los medios que estaba satisfecho con la sanción económica y que renunciaba a presentar un recurso. Indicó que su objetivo era sacar a la luz su caso.
El padre y dos tíos de un joven gay alemán de origen libanés han sido condenados a una leve multa por secuestrarle para forzarle a contraer matrimonio con una mujer en el Líbano. Según relata el joven, que ahora cuenta 18 años, los hechos ocurrieron en 2012, tras declarar su homosexualidad a su familia. La respuesta de su propio progenitor y sus tíos fue la de golpearle y amenazarle de muerte repetidamente.
A la edad de quince años, Nasser El-Ahmed, un joven alemán de origen libanés residente en Berlín, decidió salir del armario como gay ante su conservadora familia, de fuertes creencias religiosas musulmanas. Si Nasser pretendía conseguir comprensión y apoyo entre sus allegados, no pudo estar más equivocado. La respuesta fue la violencia física y las amenazas de muerte.
Según relata el propio joven, “mi tío me vertió gasolina encima y se me acercó con un cigarro encendido, mientras me gritaba: ‘¿eres marica?’, a lo que yo contestaba gritando: ¡no! ¡no!’”. La violencia de su padre y su tío fue en incremento. Se sucedían las palizas, que en ocasiones consistían en azotes propinados con un cable. En una ocasión incluso le vertieron encima agua hirviendo mientras le llamaban “maricón” y otros insultos homófobos. Su padre llegó a asegurarle que “le clavaría personalmente un cuchillo en la garganta”.
Nasser, que declara haberse sentido “paralizado por el miedo” después de esa terrible reacción, decidió escapar de casa. Conoció Papatya, un grupo que ofrece ayuda a mujeres y niños maltratados, y encontró refugio en sus instalaciones. Pero su madre logró localizarle y convencerle de que regresase a casa, asegurándole que las cosas habían cambiado y allí ya estaría a salvo. Sin embargo, cuando Nasser regresó, su padre y dos de sus tíos decidieron secuestrarle y conducirle hasta el Líbano, donde le casarían con una chica del país que lograría “llevarle por el camino correcto”.
Dado que en aquellas fechas era menor de edad, su secuestro alertó a la Interpol, que logró detener a sus secuestradores en la frontera rumano-búlgara en diciembre de 2012. Desde allí fue conducido de nuevo hasta Berlín. El juicio por aquellos hechos se ha celebrado ahora, cuando Nasser ya cuenta con 18 años.
Durante la vista, Nasser ha llevado un insignia con el lema “STOP HOMOFOBIA” y ha mostrado una entereza de carácter y una resolución para encarar la vida admirables. Ante los medios de comunicación declaraba con contundencia: “Este capítulo de mi vida ha quedado atrás y comienza una nueva vida para mí. Ya no soy alguien que se esconde. Con mis padres tuve que hacerlo porque iba en contra de su honor. Mancillé su honor. No quiero reprimir mi sexualidad. He conseguido llevar este caso a los tribunales. Para mí este capítulo de mi vida ha terminado”, dijo El-Ahmad luego de la resolución de su caso.
El caso de Nasser El-Ahmad sacó a relucir que de 460 matrimonios concertados a la fuerza entre musulmanes en Berlín, en 29 las víctimas fueron hombres, según las autoridades alemanas.
Sin duda es un triunfo personal para Nasser, y el cierre simbólico de una etapa terrible de su vida, pero no deja de sorprender la levedad de la pena impuesta. Tras hallarles culpables del secuestro de un menor, con la intención de casarle contra su voluntad, el tribunal berlinés ha condenado al padre y a cada uno de los dos tíos de la víctima a una multa de 1350 euros (1430 dólares), que supondrán una pena de 90 días de cárcel si no son abonados. Ninguno de ellos ha comparecido en el juicio.
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