El Estado Islámico asesina a otro homosexual, el octavo desde noviembre y continúa difundiendo imágenes
La multitud aguarda la ejecución gritando “Alá es grande”
No podemos cerrar los ojos ante el hecho de que los militantes del grupo yihadista autoproclamado Estado Islámico (ISIS) continúan asesinando a hombres, acusados -supuestamente- de ser homosexuales, y difundiendo las imágenes de sus muertes para contribuir a extender el terror. El último de los asesinatos que ha sido publicitado ha sido el de un muchacho arrojado al vacio desde lo más alto de un edificio en Raqqa (Siria) este miércoles (4 de marzo), bajo la acusación de “haber cometido actos indecentes con otro varón” en la provincia nororiental siria de Al Raqqa, su principal bastión en Siria. De nuevo aplicando una interpretación radical de la Sharía (o Ley Islámica) ejecutan a los homosexuales lanzándolos desde elevados edificios, para rematarlos en el suelo con grandes piedras ante un populacho exacerbado. Son escenas duras, siniestras, horripilantes. Escenas que no deberíamos ver jamás. Pero están ahí, son hechos que existen, hechos que tenemos que denunciar. En total, ya son ocho los homosexuales cuyos asesinatos han sido reportados por el ISIS.
El propio ISIS comparte las fotos en las que se aprecia como el varon, de entre 20 y 30 años, se precipita desde lo alto de un edificio y cae delante de la multitud, que espera para lapidar el cuerpo. El reo tiene los ojos vendados, esperando a que los milicianos encapuchados del Estados Islámico lo empujen, y abajo, en la calle, y en los edificios cercanos, una multitud aguarda la ejecución gritando ‘Alá es grande’. Una escena que nos deja sin palabras y que debería hacernos replantearnos muchas cosas. La primera, la barbarie a la que quieren someter al mundo desde esta organización islámica con su particular sentido de la justicia.
Desde que el Estado Islámico comenzara su expansión, en todas aquellas zonas que han caído bajo su control ha pasado a estar vigente la interpretación más extremista de la sharía o ley islámica, que castiga con la muerte las relaciones homosexuales. Ya son múltiples los reportes de ejecuciones por esta causa. En noviembre, por ejemplo, nos hacíamos eco de la muerte por lapidación de dos hombres en la provincia siria de Deir ez-Zor. En diciembre se difundían fotografías que mostraban el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio y luego lapidado. En enero, otros dos hombres acusados de ser homosexuales eran asesinados por el mismo método en Mosul (Irak). Pocos días después otro hombre, de alrededor de unos cincuenta años, era arrojado también al vacío en Tal Abyad (Siria), siendo después lapidado al sobrevivir a la caída.
Resulta prácticamente imposible acceder a información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata verdaderamente de homosexuales o de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y cuyas muertes son utilizadas como propaganda. En este sentido, organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Lo que resulta indiscutible es que el odio homófobo está en cualquier caso presente y es utilizado como herramienta aleccionadora.
Ante todo, la extensión y consolidación del Estado Islámico supone la imposición de un régimen de terror a una parte muy importante de la propia población árabe que vive bajo su dominio. La comunidad LGTB, en este sentido, es una de las grandes perdedoras. No está de más repetir lo que ya hemos publicado en ocasiones anteriores: dos países como Siria e Irak, que al margen de otras consideraciones fueron en el pasado estados de tradición laica (vinculada al baazismo gobernante) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un auténtico infierno del que no parece existir salida.
El caso de Irak es paradigmático. La homosexualidad fue allí legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigar las relaciones homosexuales con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. No obstante, no se recuerda que dicha legislación llegara a ser aplicada. “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. De hecho, durante los años 80 y primeros 90, la vida nocturna de los homosexuales en Bagdad atraía a visitantes de países vecinos, como Kuwait o Arabia Saudí.
Tras la invasión, la situación legal de la homosexualidad se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron (especialmente en el área de mayoría chií) facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.
En el caso del área suní, la situación de profundo descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, ha acabado además por cristalizar en un fenómeno como el del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante del territorio sirio. Y es que en Siria la revuelta contra el régimen baazista de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales, y de la cual ya en 2013 conocíamos sus terribles consecuencias para los homosexuales sirios, ha confluido finalmente en ese mismo fenómeno.
En España, COLEGAS solicita al Gobierno que condene públicamente los asesinatos que el Estado Islámico (ISIS) comete contra la población homosexual en Siria e Irak. La Confederación Española LGBT ha pedido en una carta al Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, que condene “el genocidio continuado y publicitado que está realizando el Estado Islámico contra los gays en Siria e Irak”.
“Desde COLEGAS solicitamos al Ministro de Exteriores a que condene oficialmente la atroz sangría de asesinatos públicos de hombres homosexuales mediante bárbaros metodos de ejecución como son el lanzamiento desde altos edificios para su posterior remate mediante lapidación. Esto constituye sin duda casi un genocidio y una limpieza social sin precedentes en el mundo desde el régimen nazi en Alemania”, afirma Paco Ramírez en la misiva remetida a García-Margallo. “El mundo occidental no debe continuar impasible ante esta masacre bárbara difundida además casi en tiempo real por las redes sociales de los yihadistas islámicos como amenaza del nuevo régimen del terror que quieren imponer y exportar al mundo entero, no sólo a los países islámicos. No volvamos a repetir los errores del pasado, paremos en cuanto antes a estos nuevos nazis islamistas que quieren imponer a sangre y fuego sus ideas y volvernos a la Edad Media”, añade.
Si queréis ver el vídeo, podéis acceder de la web de Cuatro. Pero avisamos que la escena es espantosa.
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