Éste es mi Hijo amado
Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador… Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
– “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.”
Estaban asustados, y no sabían lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:
“Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.“
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
– “No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.”
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de “resucitar de entre los muertos”.
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(Marcos 9,2-10)
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