Cuando la Iglesia escucha.
“Cuando la Iglesia escucha incansablemente, cura, reconcilia, llega a ser lo que ella misma es en lo más luminoso de sí misma, una comunión de amor, de compasión, de consuelo, límpido reflejo del Cristo resucitado. Nunca distante, jamás a la defensiva, liberada de las severidades, puede irradiar la confianza humilde de la fe hasta en nuestros corazones humanos. “
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Hermano Roger de Taizé
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