Ser un hombre de oración
En el día en que recordamos la muerte de Mahatma Gandhi y el Día Día Escolar de la No Violencia y la Paz, traemos estos textos acerca de la oración, centro de toda vida creyente.
De blog de la Communion Béthanie:
Yo no soy un hombre de letras
o de ciencia
Yo pretendo ser humildemente
Un hombre de oración …
Es la oración lo que me salvó la vida.
Sin la oración, hace tiempo que
hubiera perdido la razón.
Si no he perdido la paz del alma,
A pesar de todas las dificultades,
Es porque la paz viene de la oración.
Se puede vivir unos días
sin comer, pero no sin orar.
La oración es la llave de la mañana y el cerrojo de la tarde.
La oración es esta alianza sagrada
Entre Dios y los hombres
Para ser libre
de las garras del príncipe de las tinieblas.
Tenemos que elegir:
aliarnos con las fuerzas del mal
O, por el contrario, con las fuerzas del bien!
Este es mi testimonio personal:
Que cada uno intente la experiencia
Y se dará cuenta de que la oración diaria
Añade algo nuevo a su vida,
Algo que no tiene equivalente
En ninguna parte …
*
Mahatma Gandhi
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Un hombre de oración
La oración ha salvado mi vida. Si la oración no me hubiera sostenido, hace tiempo que habría perdido la razón. Atravesaba entonces por las pruebas más duras de mi vida, pública y privada. Durante algún tiempo estuve hundido con una verdadera desesperación. Si pude salir a flote, fue gracias a la oración.
No le he concedido a la oración, en mi vida, el mismo sitio que a la verdad. Fue por pura necesidad por lo que me puse a orar, ya que me hubiera sido imposible ser feliz sin la oración. Luego, según iba pasando el tiempo, aumentó mi fe en Dios y mi necesidad de orar fue haciéndose cada vez más irresistible. Sin la oración, la vida me habría parecido anodina y vana.
Había asistido en África del Sur a una ceremonia cristiana, pero aquella experiencia me dejó indiferente. No llegué a sentirme en comunión con la asamblea. Ellos suplicaban a Dios, pero yo era incapaz de hacerlo. Fue un fracaso lamentable.
Al comienzo de mi vida, yo no creía en Dios ni en la oración; fue más tarde cuando empecé a sentir en mí cierto vacío. Finalmente, llegó el día en que la oración me pareció tan indispensable para el alma como el alimento para el cuerpo. La verdad es que la oración es todavía más vital, pues a veces hay que ayunar por razones de salud. Pero nunca hay que dejar el alma ayuna de oración. Jamás se sentirá saciada.
Tres de los mayores maestros del mundo -Buda, Jesús y Mahoma- nos han dejado un testimonio irrecusable de que la iluminación les vino de la oración y de que no habrían podido prescindir de la oración. Del mismo modo, ha sido en la oración donde millones de hindúes, musulmanes y cristianos han encontrado su único aliento.
Me diréis que todos esos hombres estaban engañados o que nos han engañado a nosotros. Os responderé que es en esos casos en donde yo encuentro cierto encanto a esa «mentira», que me ha dado la razón de vivir y me ha hecho soportable la existencia, a pesar de ser un buscador de la verdad. Aunque muchas veces tuve que vérmelas con situaciones que, en el plano político, me parecían desesperadas, nunca he perdido el sentimiento de paz que en mí anidaba. Muchos han sentido envidia de esa serenidad. Es la oración la que lo explica.
No soy un sabio, pero pretendo humildemente ser un hombre de oración.
Poco importa la manera de orar. En esta materia, cada uno es su propia ley. Sin embargo, hay ciertos itinerarios claramente jalonados y que es más seguro seguir, sin separarse de ellos, ya que han sido trazados por maestros expertos de antaño. Tal es mi testimonio personal. Cada uno podrá comprobar cómo la oración cotidiana añade algo nuevo a la vida (Mt. 111,139-140).
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Gandhi. “Todos los hombres son hermanos”, 95-97
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