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A través de la plataforma de internet, el proyecto surge como parte de una de las iniciativas de la fundación que surgió después del crimen: “Está siendo trabajado en una versión educativa para poder proyectarlo en las escuelas y en una versión digital para el próximo año con el objetivo de que los niños puedan entender que las personas gay sienten igual que ellos y además de que pueda ser un mensaje que esté al alcance de quien tenga un computador, el mensaje debe llegar a la mayor gente posible para crear consciencia y aceptación”, enfatizó Judy Shepard, en entrevista con Crónica, cuyo proyecto de fundación se consolidó dos meses después de la muerte de Matt.
A 16 años del trágico suceso, los padres de Matthew Shepard reflexionan sobre los logros que ha tenido la sociedad con respecto a la lucha por el respeto a la comunidad gay, “ahora hay mucha más aceptación que antes, tenemos el matrimonio gay en 32 estados (en Estados Unidos), pero te pueden despedir de tu trabajo en otros 30 estados sólo por ser gay. Tenemos muy pocas protecciones para la comunidad transgénero y la violencia sigue siendo un problema en las áreas rurales porque hay una oposición muy fuerte contra los matrimonios gay, sin embargo en otros lugares las empresas han proporcionado protección en sus políticas”, comentó.
En 2009, el presidente Obama firmó la Ley de Prevención de Crímenes de Odio, una ley federal contra los crímenes de odio gays, que lleva el nombre de Matthew Shepard, motivo por el cual los padres se reunirán este fin de semana en la Casa Blanca con él. De acuerdo con los padres de Matt esta ley “protege contra la violencia, basada en orientación social, identidad de género, porque los hayan atacado estrictamente porque son transexuales o gay, no protege en cuestiones raciales pero si a discapacitados y está en contra de crímenes de género”, comentó Dennis, el padre.
“Debemos recordar que no se trata de que haya derechos especiales a los gay, sino derechos iguales para todos, para eliminar la discriminación y permitirles vivienda justa y digna, empleos y seguros, porque ellos quieren vivir una vida feliz igual que uno y a veces tienen que empezar con las leyes, llevarlas a la práctica. No se trata de tolerar, porque eso significa soportarlos, sino aceptarlos”, enfatizó.
Cabe destacar que en México también hay un problema severo de discriminación y crímenes de odio por homofobia. De acuerdo con el informe más reciente de la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia, del Colectivo Letra S, entre 1995 y diciembre del 2013 ocurrieron 887 asesinatos en 16 entidades del país, de los cuales el Distrito Federal encabeza la lista con 168 casos.
El asesinato de Matt Sheppard. Los hechos transcurrieron en octubre de 1998 en los alrededores de la ciudad de Laramie, en Wyoming, Colorado. Pidiendo aventón, el joven Shepard, de 21 años, fue recogido por dos vecinos, Aaron McKinney y Russell Henderson. Lo llevaron a un campo, le robaron, lo golpearon con una pistola, lo ataron a una valla y lo dejaron sufrir.
“Ahí lo dejaron amarrado junto al cerco de púas y 18 horas después un ciclista que pasó por ahí, lo encontró, al principio pensó que era un espantapájaros, pero al acercarse se dio cuenta que respiraba y se movía, trató de desamarrarlo pero no pudo porque estaba muy apretado”, comentó Judy. “El ciclista se acercó a una casa, llamó a la policía, llegaron junto a una ambulancia y lo soltaron del cerco de púas para llevarlo al hospital sin embargo las lesiones de su cabeza eran tan severas que no lo podían tratar, lo tuvieron que llevar a otro hospital a 70 millas de distancia”, agregó.
Judy y Dennis explicaron que no solamente los asesinos de su hijo son responsables de los hechos sino que también el resto de la sociedad: “En aquel tiempo en Estados Unidos los medios masivos, las enseñanzas religiosas eran muy antigay y la sociedad le daba permiso de comportarse con ese odio sin ningún tipo de restricción, la población general pensaba que eran ciudadanos de segunda clase por lo tanto la sociedad misma era la que promovía más el odio que la aceptación”, concluyó.
Cine gay.
En la década de los años 20 hubo un momento en que el cine estadunidense llegó a una alta exposición de la sexualidad con películas como Broadway melody, por lo que varias organizaciones WASP (blancas, anglosajonas y protestantes) ejercieron presión a Hollywood para crear normas de autocensura, así llegó el Código Hays, en la que todos los filmes debían obtener un certificado para poder exhibirse.
Dentro de la presión de Hollywood en contra de la comunidad gay se involucraron en la vida privada de algunas de sus estrellas, obligándolas a ocultar sus preferencias, entre ellos el caso de Rock Hudson, a quien obligaron a casarse para ocultar que era homosexual, otros al ser descubiertos jamás volvieron a filmar como Sandy Dennis (protagonista de Who’s afraid of Virginia Woolf, en 1966 y That cold day in the park, en 1969).
En los 60 y 70 se manifestaron los movimientos sociales por derechos civiles. Hollywood descubrió que el mercado se había segmentado. El rompimiento inicial se dio en el ámbito del lesbianismo con The Killing of Sister George (Aldrich, 1968), con Beryl Reid y Suzannah York.
Décadas después, la apertura a los temas de sexualidad se dio con Filadelfia (Demme, 1993). Se presentan situaciones homofóbicas en los procesos legales e, incluso, el abogado actuado por Denzel Washington arranca con actitudes homofóbicas y contra personas que viven con VIH hasta cambiar de raíz al conocer a fondo al personaje entrañable de Tom Hanks. El hecho de que barriera con los Oscares, como Mejor Película y Mejor Actor, indicó que el clima social y el de la industria habían cambiado, según documenta el investigador Francisco Peña.
Después llegaron cintas como Los muchachos no lloran, de Kimberly Peirce, que toca con fuerza y honestidad el lesbianismo y el crimen de odio por lesbofobia, Milk (Gus van Sant, 2008) con Sean Penn, y otros como Mi vida en rosa (Francia, Alain Berliner, 1997). Otros filmes con temática gay que llegaron fueron El secreto en la montaña, de Ang Lee; habitación en Roma, de Julio Medem y Los chicos están bien, por mencionar algunos.