Más de 50 sacerdotes de Mérida-Badajoz denuncian los “despilfarros” de su arzobispo en carta al Nuncio
Evaristo Fernandez: Un grupo de sacerdotes se opone a la construcción de un ‘palacio arzobispal’ en el obispado de Badajoz
El fantasma del obispo derrochador de Limburg continúa planeando sobre Extremadura. Mucho más después de la nota enviada anoche por el Arzobispado de Mérida-Badajoz, en el que afirma que las obras en la sede del Obispado de Badajoz, denunciadas por un grupo de sacerdotes, son “necesarias” para la Diócesis y han seguido “todas las formalidades previstas por el derecho de la Iglesia”.
Leemos en Religión Digital:
Acusan a García Aracil de “gastos excesivos, llamativos, inoportunos y escandalosos”
“La tercera planta del palacio cuenta con suelos de mármol y maderas, mobiliario de lujo y baño con hidromasaje y jacuzzi”
La reforma del seminario y del palacio episcopal podría costar 3 millones de euros
(José Manuel Vidal).- Sus curas le llaman el “arzobispo de lujo”. A muchos sacerdotes de Mérida-Badajoz, el tren de vida de su arzobispo, Santiago García Aracil, les recuerda al obispo alemán defenestrado por el Papa por este mismo motivo. Denuncian el caso ante el Nuncio, Renzo Fratini, en una carta en la que le acusan de “gastos excesivos, llamativos, inoportunos y escandalosos”.
En la misiva, los curas le cuentan al representante del Papa en España que su arzobispo, que siempre ha llevado un tren de vida lujoso, al final de su pontificado y cuando ya le han nombrado un arzobispo-coadjutor con derecho a sucesión, ha emprendido dos grandes obras, que pueden dejar hipotecada a la archidiócesis para muchos años.
Por un lado, la remodelación del seminario diocesano, que está realizando la constructora Ojalma, y que están presupuestadas en 1.5 millones de euros. A esa cifra, ya de por sí enorme, para una diócesis pobre, hay que sumarle la remodelación del palacio episcopal, cuyo coste nadie sabe exactamente.
Las obras del palacio, que está realizando la empresa Vmz Licons, no se presupuestaron ni salieron a concurso. Y ni los propios curas saben a cuánto va a ascender el coste, pero calculan un coste un montante similar al de las obras del seminario. Es decir, al final de su mandato, García Aracil dejaría la diócesis con una deuda de más de tres millones de euros.
Se trata de un edificio situado en el corazón de Badajoz, comprado por la diócesis en 2001 y destinado a oficinas y dependencias de la Curia diocesana. “En contra de los criterios de austeridad pastoral y sentido común, Don Santiago García Aracil ha decidido convertir la tercera planta del edificio de la Curia en Palacio episcopal, teniendo que trasladar las dependencias allí existentes”, explican los curas.
Y eso que el edificio “está situado a unos sesenta metros de otro, cuya primera planta está dedicada a residencia del arzobispo titular”, añaden los sacerdotes. Nadie sabe las razones, porque el prelado no ha dado explicación alguna al respecto. Los curas barajan dos posibilidades. O bien monseñor Aracil no quiere salir de la residencia oficial del arzobispo (a la que tendría derecho su sucesor, Celso Morga) o quiere trasladarse a la tercera planta del palacio episcopal, que está remodelando, una vez que haya presentado su renuncia.
Lo que sí saben los curas es que el propio arzobispo, que ya vive ahora en un piso de más de 500 metros cuadrados, asegura que está convirtiendo esa tercera planta del palacio episcopal en “una suite de lujo“. Va a acontar, por ejemplo, con un enorme vestidor completamente revestido de madera con espejo de cuerpo entero; suelos de mármol y maderas preciosas; mobiliario de lujo; baño con hidromasaje y jacuzzi; cocina a la última; salón y despacho con paredes de mármol a media altura.
Más aún, el piso contará con una nueva biblioteca, con un sistema de archivos especial, para lo cual es necesario reforzar la estructura de la estancia por el peso de los armarios.
Ante este despilfarro, los curas están que trinan y creen que su arzobispo está actuando como un virrey, que no escucha a nadie. Por eso piden al Nuncio que intervenga de inmediato por varias razones. Para que “la llegada del nuevo pastor no esté condicionada por situaciones incómodas y sea acogido con alegría”.
Además, porque “la diócesis ya tiene residencias suficientes para ofrecer tanto al arzobispo titular, al coadjutor y al emérito y al que lo sea en su día, viviendas muy dignas tanto en la ciudad de Badajoz como en la de Mérida”.
Y, sobre todo, por el escándalo que supone este dispendio en una “Iglesia pobre, que peregrina en una tierra pobre“, como dicen los curas al Nuncio. Y le explican, a continuación, que “no llegamos a ser una región subdesarrollada, pero sí la menos desarrollada de España, ya que somos la única del país que es objetivo preferente para la Unión europea”. Una región “con un índice de paro del 29,4%” y que alcanza la desgraciada cifra del 64% entre los jóvenes de entre 25 y 34 años sin estudios primarios.
Por todo ello, los curas creen que “la prudencia pastoral y el sentido común nos piden ser una Iglesia austera, en consonancia con las realidades de nuestro pueblo y en sintonía con la exigencia evangélica en la que tanto insiste el Papa Francisco“
Texto íntegro de la carta enviada por los sacerdotes de Mérida-Badajoz al Nuncio
Excmo. Rvdmo. Sr. Monseñor Renzo Fratini
Nuncio Apostólico en España
Avda Pío Xll, No. 46
28016 – Madrid
Señor Nuncio: Soy un sacerdote de la Iglesia de Mérida-Badajoz que le agradece me dedique el tiempo de leer esta carta. Para situarle en mi escrito, quiero compartir con usted una preocupación de nuestra Iglesia local.
Somos una lglesia pobre que peregrina en una tierra pobre. No llegamos a ser una región
subdesarrollada, pero sí la menos desarrollada de España, ya que somos la única de nuestro país que es objetivo preferente (objetivo número 1) para La Unión Europea.
Igualmente, la economía de la región sigue siendo muy dependiente de las inversiones públicas y de las ayudas sociales. En nuestra diócesis hay un índice de paro del 29’4 %, siendo más crudo entre los jóvenes que tienen de 25 a 34 años y no han pasado de la Educación primaria o inferior, ya que entre ellos la tasa de paro es del 64% en Extremadura.
En esta realidad la prudencia pastoral y el sentido común nos pide ser una Iglesia austera, en consonancia con las realidades de nuestro pueblo y en sintonía con la exigencia evangélica en la que tanto insiste el Papa Francisco. En la situación económica que hemos descrito, tanto las parroquias como las instituciones diocesanas estamos llamadas a ser muy exigentes en la gestión económica que nos corresponde.
Ante el nombramiento de D. Celso Morga como Arzobispo coadjutor de Mérida-Badajoz, estamos viviendo un momento de cambio en nuestra realidad eclesial que queremos vivirlo desde la esperanza. Es en este sentido en el que queremos compartir con usted una preocupación concreta, pidiendo su intervención, para que la llegada de este nuevo pastor no esté condicionada por situaciones incomodas y sea acogido con alegría.
El problema que queremos poner en sus manos es el gasto excesivo que en estos momentos de cambio se está dando en la diócesis. Sin entrar en la gran obra que se está haciendo en el seminario Diocesano, puesto que no tenemos datos públicos en la Diócesis, quiero hablarle del edificio histórico que la diócesis adquirió en el centro de Badajoz, y en él se instalaron en el año 2001 las oficinas y dependencias de la curia. Este edificio está situado a unos sesenta metros de otro en el que la primera planta está dedicada a residencia del Arzobispo titular.
En contra de los criterios de austeridad pastoral y sentido común que hemos dicho antes, Don Santiago García Aracil, ha decidido convertir la tercera planta del edificio de la curia en Palacio Episcopal, teniendo que trasladar las dependencias allí existentes.
Los gastos que genere esta decisión pueden ser llamativos, inoportunos y escandalosos por innecesarios, ya que la diócesis tiene residencias suficientes para ofrecer, tanto al arzobispo titular, como al actual emérito y al que lo sea en su día, viviendas dignas tanto en la ciudad de Badajoz como en la de Mérida.
Le ruego tenga a bien atender esta carta, y desde sus posibilidades, facilite que sea Don Celso Morga, una vez que conozca la realidad de la Diócesis, el que junto a los Consejos y Colegios canónicamente constituidos tome las decisiones más adecuadas.
Fdo.:
Presbítero de la Diócesis de Mérida-Badajoz
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