Nada nuevo a pesar del tono: “Los divorciados pertenecen a la Iglesia y no hay que discriminar a los homosexuales”
Los obispos convocados al Sínodo de la Familia durante la misa solemne en la Basílica de San Pedro.Efe
¿Y en que se nota lo que dice el título?…
Efe. Ciudad del Vaticano
Los divorciados pertenecen a la Iglesia y no hay que discriminar a los homosexuales, según el documento de base que debatirán los obispos en el Sínodo extraordinario sobre la familia cuyos trabajos comenzaron hoy.
Esos dos enunciados están contenidos en la ‘relatio disceptationem’, texto que engloba las posiciones que expondrán durante dos semanas los padres sinodales, los obispos con voz y voto en la asamblea, y que fue leída por el relator general del Sínodo, el húngaro Peter Erdo.
En el texto, que servirá de base para el debate hasta el 19 de octubre, cuando concluirá la asamblea, se constata que existe un amplio consenso “respecto al hecho de que las personas de tendencia homosexual no deben ser discriminadas, como recalca también el Catecismo de la Iglesia Católica”.
Pero también se detecta que entre las posiciones que expresarán los participantes y los fieles que fueron consultados antes de este Sínodo “no se espera una equiparación de estas relaciones [homosexuales] con el matrimonio entre hombre y mujer“.
Otro de los temas más controvertidos que se afrontará será el de los divorciados que se han vuelto a casar, pero de la relación introductoria de hoy surgió que “es uno de los desafíos pastorales más apremiantes” y que “la pastoral de la Iglesia debería hacerse cargo de estas personas de modo particular”.
“Los divorciados vueltos a casar por lo civil pertenecen a la Iglesia. Necesitan ser acompañados por sus pastores y tienen derecho a ello. Se les invita a escuchar la palabra de Dios, a participar en la liturgia de la Iglesia, en la oración y a realizar obras buenas de caridad”, se afirma.
Un ‘cuidado particular’
“La pastoral de la Iglesia debe cuidarles de una forma del todo particular, teniendo presente la situación de cada uno”, según la introducción a los trabajos leída por Erdo.
Aunque no entró en detalle sobre la posibilidad de que los divorciados que se casen de nuevo puedan volver a recibir los sacramentos, que será uno de los objetos de debate.
Erdo sí que apuntó que se podrá estudiar, para evitar estos casos, que se “amplíen los casos de nulidad matrimonial, que podrían ser declaradas directamente por los obispos, así como el modelo ortodoxo que consiente nuevas uniones tras un recorrido penitencial”.
En este texto también se explica que otro de los temas que se afrontarán será la violencia en familia y que “son las mujeres y los niños quienes sufren violencia y abusos”, como consecuencias del abuso de alcohol y drogas, la práctica de juegos de azar, consumo de pornografia y de “otras formas de dependencia sexual y de las redes sociales“.
Ante ello, la Iglesia está llamada, reflexionan los obispos, al “anuncio de la sobriedad y la esencialidad, promoviendo el valor de las relaciones personales, la sensibilidad para con los más pobres, la capacidad de un uso responsable de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías, respetando la dignidad de las personas, especialmente las más débiles e indefensas, que pagan el precio más alto de la soledad y de la marginación”.
En esta introducción, los obispos concordaron que en este Sínodo se les pide que actúen con el “espíritu del buen Samaritano” y por tanto se muestren cercanos “de aquellos a los que la vida ha herido y esperan una palabra de esperanza”.
La reunión de los 253 participantes a esta asamblea comenzó a las 8:30 hora local con la presencia del Papa Francisco.
Fuente El Mundo y Religión Digital
253 participantes que habrán gastado una millonada para publicar a los cuatro vientos como una gran reflexión, más de lo mismo.
Sabemos que pertenecen a la Iglesia los divorciados ¡bendito divorcio! y que a los homosexuales no tienen que discriminarnos. No hay que discriminar a nadie monseñoras, de todas formas creo que seguirán discriminando, sobretodo los más mariquitas de los jerarcas de las iglesias.