Por un mundo más diverso… a ser posible.
Leído en InOutPost:
Manila y Carola se convirtieron en mamás el año pasado cuando nació su hijo Noah. De nacionalidad italiana ellas, toda Italia recorre la sangre del niño también, el cuál no ha podido conocer aún a sus abuelos.
Nos hicieron llegar su historia a InOut Post. Esta es la triste historia de un bebé abandonado a su suerte en un mundo de hipocresía, donde las leyes hacen a la trampa, y donde la lógica parece no querer imponerse a la ley. Noah tiene ya casi un año y no puede viajar. Ni mucho menos conocer a sus abuelos, los cuales viven en Italia y están enfermos (tampoco ellos pueden coger un avión, pero por causas naturales).
En Italia se “olvidan” de contestar al requerimiento de la pareja, casada en España, de otorgarle la nacionalidad italiana a un hijo que parece no encajar en sus cánones de familia. ¿Y que ocurre en España? Pues que la maltrecha burocracia española impide que el bebé tenga su nacionalidad española (a pesar de llevar ya un año residiendo en el país), al solicitar como requerimiento primordial la entrega del pasaporte del niño el cuál no tiene, porque no le quieren reconocer en Italia. ¿Entienden cuál es el problema aquí?
Fácil. Se vulnera el derecho de circulación del niño, por mencionar lo más importante y no correr ríos de tinta por la homofobia oculta en las administraciones públicas de depende qué país. Manila, Carola y Mattia, su abogado, mantienen una lucha con las administraciones para mejorar a toda costa la situación del niño, para que no se vulneren sus derechos básicos. “Lo primero es el niño, tenemos que conseguir sus papeles”, asegura a InOut Post su abogado Mattia.
¿Y cuál sería la vía más rápida? Que las autoridades italianas competentes aplicaran directamente el derecho y la jurisprudencia europea en el interés superior del menor.
Aunque hay que resaltar que este caso puede volver a darse en un futuro, como nos cuenta Mattia, con nuevas familias, nuevas parejas, nuevos bebés… en algún momento se tendrá que ocupar cada gobierno de dotar de una solución a este conflicto, que esconde una “no respuesta” a un tipo de familias, las homoparentales, esas que no “encajan” bien en dependiendo qué lugares.
Artículo: Tania Galán
Directora de Contenidos
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