Cita…
Del blog À Corps… À Coeur:
Abriré mi camisa hasta la cintura. Alrededor de mi torso la brisa intentará un juego divertido. Cada caricia se imprimirá en círculos de dulzura. Alegrías paralelas se sumarán para darme la despectiva vivacidad de la cebra y, mi epidermis convertida en vestido de felicidad, mi pecho se ensanchará y se tensarán mil pequeños músculos elásticos y jamás sospechados.
Ya las hierbas se hacen más altas.
Las flores tocan mis rodillas.
Mi camisa resbala.
Un hombro, un brazo entero se ofrecen a todo este azul del cielo.
Me avergüenza lo que me queda de ropa.
Bella venganza. Si durante mucho tiempo mis vestidos debieron despreciar el cuerpo que les ofrecía.
Saco mi camisa.
Mi pecho va a abrirse, colmena sometida por fin a las abejas de la felicidad?
Y de repente comprendo por qué los pastores de todas las épocas tiempo permanecieron atentos a los insectos, a las cigarras, a la obstinación zumbeante de los campos. Hay que ser dócil. En las ciudades mis pies encarcelados por el cuero se obstinaban en alguna venganza. Toda mi piel exiliada se exasperaba hasta no saber, después de la espera de los días, utilizar para la felicidad más grande y nocturna alguna otra piel cuya búsqueda hubiera complicado las horas. Pero hoy la carne es libre, mis pies no recuerdan ya los calcetines, los zapatos. Las simples alpargatas simples los protegen, las hierbas las acarician. A veces hasta el miedo.
¿Qué miel vas pues a aportarme, deseos, en los que dejé dispersarse el enjambre?
Tengo curiosidad por todas las flores .
Pero ya he aquí el rebaño de los cuerpos animados por la sangre. Ya he aquí que vienen las víctimas que reclama mi orgullo de hombre desnudo. Era un hombre perdido. Me he reencontrado. Por fin soy el Hombre. Creo en mi grandeza porque he caminado desnudo en el sol. Puedo insuflar mi aliento a los rincones más secretos de mi cuerpo. No hay techo entre estas nubes de calor y mi seguridad.
Veo, tanteo, me gusta mi vientre, mis muslos, yo, a plena luz, en plena soledad, en pleno deseo.
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René Crevel, “Rendez-vous de sensualité, Rendez-vous manqués“, extrait,
in “Mon Corps et moi“, Chap IX. (1925)
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