Tú eres mi verdad y mi casa, tú eres el camino.
Del blog de Xabier Pikaza:
Presenté ayer una reflexión del evangelio del domingo 5 de Pascua (Juan 14,1-12), y hay dos “amigos” que siguen discutiendo en los comentarios. No voy a terciar, “sabios” son (aunque distintos, y uno tiene a mi juicio más razón que el otro). Pero puedo retomar y exponer algunos matices del pasaje:
Mi verdad es el otro,
es por ejemplo la mujer sudanesa a la que van a condenar por convertirse al evangelio (como condenaron hace un tiempo en Sudán al presidente por decir que se debía humanizar el Islam en la línea de las suras primeras de Medina…).
Pero mi verdad falsa son también los jueces que la acusan y quieren condenarla. Mi verdad torcida, que me obliga a superar mis violencias y a convertirme. Esos jueces se han parado en un Muhammad falso, falsísimo, en un Corán mentiroso (no el verdadero Corán), sin pasar por el Jesús de Jn 8…
En la casa de mi Padre hay muchas moradas
Las hay en el cielo, y espero en su gracia, pues él sabrá, podrá, ser padre de todos, y en sus manos me pongo y pongo a los hombres y mujeres de esta triste historia.
Pero quiero y necesito que haya también una morada y casa digna en esta tierra, para todos, para jueces convertidos y para mujeres que quieren ser cristianas (o musulmanas)…entre el Vaticano y la Meca, entre USA y Afganistán…, una casa-tierra donde todos puedan vivir, comunicarse, compartir, en Ucrania y Rusia…, casa para todos con respeto mutuo, con fuego y pan, con cama y mesa… Una casa para las niñas secuestradas y liberadas en un lugar de África, para obligarlas a ser musulmanas de secta, no del Dios clemente y misericordioso…
Tú eres mi casa, digo… pero debo hacer que mi casa sea para ti, como me dice Jesús: “fue exiliado, emigrante, y me abristes tu casa…”. Que bajo la niebla que nos enfrenta y confunde podamos darnos todos la mano.
Vosotros haréis cosas mayores que las que yo hice….
Hizo Jesús cosas grandes, pero en plan chiquito… No arregló el tema del templo, aunque fue con látigo, pero abrió una vía de luz, para que nosotros lo arreglemos; no solucionó el tema de Roma, aunque ofreció unas directrices, para mandar “al diablo” Imperio, viviendo de otra forma, en gesto de acogida cercana, de casa para los sin casa, de respeto para los no respetados (sin gigantomaquias de imperios inmensos…).
Nosotros, ahora, los creyentes, podemos y debemos hacer las cosas grandes que Jesús dejó iniciadas… Cosas mayores que las suyas, si nos decidimos y creemos, y nos dejamos transformar por su Espíritu. Éste es el momento, a comienzos del siglo XXI, momento de empezar a ser cristianos, en fe y confianza abierta a todos, en humanidad…
Podemos hacer, si hay petroleo y dinero, casas grandes y altas… dicen que en China, en Omán o en Arabia pueden hacer casas de un kilómetro de altas, con muchas “moradas”… pero nos cuesta hacer casas sencillas, humanas, donde podamos vivir todos en concordia.
Yo soy el camino, tú eres camino, nosotros somos camino…
Los sabios del mundo han hallado, con dineros del gran capital, un camino que lleva a la luna, muy lejos, caminos de drones con armas
Pero necesitamos hallar el camino que nos lleve a la puerta del vecino, para darnos cada mañana un saludo, y aprender unos de otros… Sí, tutto il mondo è paese, todo el mundo es aldea global. Empecemos por hacer casa en esta tierra de Dios, descubriendo que yo sólo podré tener casa y verdad si abro un espacio para que todos sean verdad, tengan casa.
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