Javier Baeza, Eubilio Rodríguez y Evaristo Villar. / Marta Jara
Leído en El Diario.es:
Javier Baeza, Eubilio Billy Rodríguez y Evaristo Villar son integrantes del Foro de Curas, plataforma crítica con la jerarquía eclesiástica
Se definen como curas “de la intemperie”. Trabajan en barrios humildes de Madrid con las personas más afectadas por la pobreza y la exclusión, participan en las protestas contra los desahucios y mantienen vínculos con movimientos como el 15M
Texto publicado en ‘Qué está pasando en la Iglesia’, el número 5 de la revista ‘Cuadernos’ de eldiario.es: aquí tienes la lista de librerías y quioscos donde puedes encontrar la revista
Olga Rodríguez
La parroquia de San Carlos Borromeo, en Entrevías, donde nos reunimos para realizar esta entrevista, y de la que Javier Baeza es sacerdote, es uno de los puntos de encuentro habitual del 15M del barrio y de otros grupos, como las Madres contra la Droga.
Javier Baeza, Eubilio Billy Rodríguez y Evaristo Villar son sacerdotes del Foro de Curas, una iniciativa surgida en 2007 como reacción a las imposiciones de la jerarquía eclesiástica. “Todo empezó porque el arzobispado estuvo a punto de cerrar esta parroquia de Entrevías. No les gustaba el tono de las liturgias, ni que se oficiara la misa con el cura vestido con vaqueros y la comunión con rosquillas. Ante la amenaza de cierre, vinimos unos cuarenta curas, en vaqueros, a ofrecer nuestro apoyo, y de paso a protestar contra el ahogo de todo pluralismo en la Iglesia”, explica Eubilio.
Desde entonces el Foro de Curas de Madrid, formado en la actualidad por 125 sacerdotes, ha representado la cara transgresora de la Iglesia, la que critica el silencio de la jerarquía eclesiástica ante la injusticia social, la que difunde comunicados exigiendo cambios profundos “desde arriba”.
¿Qué es exactamente el Foro de Curas?
Eubilio: Es una plataforma en defensa del pluralismo y la democracia dentro de la Iglesia. Nos parece importante que quienes opinamos de forma diferente podamos tener voz propia ante la sociedad.
Javier: El Foro surgió como consecuencia del desencanto. Algunos recibíamos llamadas del vicario, prohibiciones, y nos parecía muy triste que sólo hubiera silencio ante cosas tan graves. A la vez necesitábamos mostrar que hay otras formas de vivir la fe, de ser Iglesia.
Evaristo: El Foro ha servido para perder el miedo. Hablamos con libertad, hemos publicado bastantes documentos, apoyamos movimientos sociales reivindicativos, estamos con el movimiento del 15M, con los desahuciados, con los inmigrantes, sin renunciar a nuestra teología.
¿Con qué obstáculos se han topado como sacerdotes?
Evaristo: Muchos somos hijos del Vaticano II, defensores de una organización democrática de la Iglesia, sin distinción entre hombre y mujer, entre laico y clero. Nos encontramos con muchos muros en el pasado. A mí me cerraron la parroquia universitaria, que acogía a las comunidades de base, y me quitaron una revista, Misión Abierta. Las luchas que hemos llevado iban en esa línea. Hoy todavía se identifica a los católicos con el PP, y eso nos repatea, porque nosotros luchamos por otra cosa, por la libertad, por la igualdad, por la justicia.
Eubilio: Recuerdo que, cuando llegó Rouco como obispo, hubo una reunión de lo que se llamaba “los 300”, era un número simbólico en realidad, éramos sacerdotes críticos, y alguien escribió en la pizarra: “Vencido y cautivo el ejército enemigo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos”, en referencia a la llegada de Rouco.
Esta parroquia de Entrevías, ¿ha vuelto a encontrarse con más problemas?
Javier: Ahora hay un silencio atroz. Hace dos años llamó el vicario para prohibirnos un curso de teología que impartía Juan José Tamayo, capaz de juntar a setenta personas cada 15 días, ya lo quisieran muchos… Le dije que queríamos hablar con Rouco, le enviamos una carta y nunca obtuvimos respuesta. El vicario dijo que el curso no podía darse porque “no era católico”. Yo decidí no obedecer, porque era algo que congregaba e interesaba a la gente. Ahora tenemos un encontronazo con el tema de Cáritas, porque, como somos centro pastoral, no parroquia, nos ponen problemas.
¿Cuáles?
Javier: Atendemos a gente que no está empadronada en la demarcación de la parroquia, y nos ponen peros por ello. Pero es que somos un centro pastoral dedicado a la atención, a la marginación, y ésta no tiene límite de calles.
¿Representa la Iglesia como institución los valores del cristianismo?
Javier: Como institución, no. Pero muchas personas que estamos dentro, sí; gente que nos vinculamos con otros colectivos, desde abajo.
Evaristo: La Iglesia es muy diversa. Hay valores del Evangelio en la Iglesia que no están tanto en los templos. Nosotros estamos contra los desahucios, con los inmigrantes, con los sin techo. Estamos ahí, y ahí hay Iglesia. Pero es la Iglesia a la que se ningunea.
Eubilio: La Iglesia oficial cree, más que en el Evangelio, en el Partido Popular. Quiere tener influencia en la sociedad, en las conciencias y en la educación, y eso se lo asegura el PP. Hay una alianza que les conviene a ambos. Hay una alianza mutua que les conviene a ambos. El Gobierno les garantiza las clases de religión y la orientación moral en la sociedad y, a cambio, la Iglesia le asegura votos y apoyo desde sus medios de comunicación y desde los púlpitos de los obispos.
¿Cómo valoran la posición de la Iglesia ante la llamada crisis económica?
Javier: Yo escuchaba el otro día a Rouco, y me parecía estar escuchando a Rajoy. Decía que el túnel ya está recobrando luz y yo pensaba en toda la gente necesitada que viene a esta parroquia a diario. ¿Qué les digo? ¿Tranquilos, que dice Rouco que estamos saliendo del túnel? Hay una Iglesia muy institucionalizada que ensombrece el Evangelio.
Eubilio: Lo triste es que en las reuniones de curas nadie dice nada, les han acostumbrado a obedecer, han creado personas sin ideas propias.
Evaristo: Es el carrerismo. Hay gente que obedece para mantener su puesto o para ascender.
¿Es compatible esa postura de la Iglesia oficial con los valores del cristianismo?
Evaristo: El empeño principal de la jerarquía eclesiástica es mantener sus privilegios en la enseñanza, con los colegios concertados, con las clases de religión en la escuela pública, sus privilegios para no pagar el IBI [Impuesto de Bienes Inmuebles], los acuerdos con la Santa Sede.
Javier: La Iglesia como institución no ha dicho nada contra el capital, nada de las familias desahuciadas, nada de las preferentes. Vuelven a hablar del aborto, de la homosexualidad. Quizá este año el día de la misa de las familias tendríamos que acudir con las familias desahuciadas, con las que no tienen para comer, con las que están yéndose a dormir a las siete de la tarde porque no tienen para pagar la luz, y decir: “Oigan, que estas también son familias”. Porque parece que solo ellos son familias.
“La Iglesia como institución no ha dicho nada contra el capital, ni los desahucios, ni las preferentes”
Javier Baeza
¿Cuáles son los cambios más urgentes que deberían abordarse?
Eubilio: Como hemos escrito en varios documentos, la Iglesia tiene que abrir el camino al pluralismo y la democracia. Tiene que abandonar su amancebamiento con la derecha casposa.
Evaristo: Tiene que admitir la igualdad de la mujer en la comunidad cristiana, debe reconocer a los homosexuales, los divorciados, las realidades que hay. Y admitir que la Iglesia de Jesús no está tanto en las iglesias, sino en la calle, con los sin voz. A lo mejor para todo esto tendrían que cargarse la jerarquía. Un obispo no tiene por qué ser un administrador, sino un animador de la comunidad. Y puede ser obispo u obispa, sacerdote o sacerdotisa, o ninguno de los dos, solo una persona que elige la comunidad por un periodo de tiempo. La Iglesia no debe depender de un monarca. Es una perversión haber llegado a la monarquía papal, al absolutismo. Además, hay instituciones que no tienen validez. Por ejemplo, desde su punto de vista ¿qué función creen que tiene un cardenal?
Javier: La Iglesia tiene que ser más misericordiosa, lo dijo el Papa. Que se haga pobre, que se ponga a la altura de los últimos. Eso conlleva la renuncia a los beneficios que tiene, a esa mentalidad, al poder que ejerce sobre la conciencia de muchas personas. Tenemos una parte de la Iglesia que no se pone en el lugar del otro, está muy crecida, encantada de haberse conocido.
¿Qué opinión les merece el papa Francisco, que acaba de cumplir un año en el Vaticano?
Javier: No sabemos qué marca de zapatos usa, eso es buena señal, aunque en realidad no llevar zapatos de marca o no mostrarlos no es un gesto revolucionario. El problema era lo otro, que era escandaloso, sabíamos que eran zapatos rojos y de Prada.
Eubilio: Hay cosas que están bien. Por ejemplo, lo que ha dicho sobre la curia eclesiástica, lo que han hecho con el Banco del Vaticano… Pero otros aspectos no están tan bien: el discurso del enviado del Papa a las beatificaciones de los curas de aquí, en Barcelona, fue penoso, parecía que se lo había redactado Rouco. Y que haya nombrado coordinador de su grupo de asesores al cardenal [Óscar Andrés Rodríguez] Maradiaga, de Honduras, quien apoyó el golpe de Estado contra Zelaya en 2009 y que calla ante las desapariciones y muertes de líderes campesinos y sindicales.
¿Consideran que el Papa tendrá capacidad o voluntad para cambiar algo de fondo dentro de la Iglesia?
Eubilio: Hay gestos interesantes. La pregunta es si serán sólo gestos o un cambio de gestión real. No depende sólo de él, sino de toda la estructura. Los poderes económicos y políticos no les van a permitir muchas alegrías, no les interesa que la Iglesia cambie. No se pueden permitir que una institución con más de un billón de seguidores en todo el mundo se les vaya de las manos.
Evaristo: Da la impresión de que el cónclave se dio cuenta de que la situación estaba tan mal que había que cambiar. El mensaje es que hay que reformar la curia. La Iglesia se estaba desangrando, estaba perdiendo fieles cada año en América Latina, aquí mismo. Creo que ha habido un mensaje partidario del cambio como necesidad.
Javier: Yo no pondría toda la fuerza en esperar qué nos traerá el Papa. Los cambios dependen no sólo del Papa, sino de la presión que ejerzamos desde abajo, para exigir pasos irrenunciables: incorporar a la mujer en nuestras comunidades, la participación de las parejas del mismo sexo en nuestras celebraciones, etcétera.
¿De qué modo se puede ejercer esa presión de la que hablan?
Eubilio: Sería interesante crear una plataforma de debate libre dentro de la Iglesia, entre las diversas posturas. Aspiramos al derecho de ciudadanía en la Iglesia.
Evaristo: Sería importante la coordinación con movimientos y grupos católicos que estén en la misma línea. Hace poco firmamos una carta apoyada por millones de católicos de todo el mundo en la que se decía al Papa que ya estaba bien del papel que la Iglesia asigna a la mujer, de la postura ante los métodos anticonceptivos, de la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, etc.
Javier: Para mí hay un movimiento claramente ejemplificador: la desobediencia. Sólo se podrá conseguir algo si desobedecemos. Se nos ha maleducado mucho en la sumisión. Por eso hay que empezar a dar pequeños pasos de desafío: que un día presida una mujer, que al día siguiente celebren su unión dos mujeres… Es difícil conseguir eso en una institución tan vetusta como la Iglesia española, que parece la reserva espiritual de Occidente….
Eubilio: Es que desde Recaredo… [ríen los tres] 1.400 años deteriorando la situación, imagínate [más risas].
Javier: Por lo demás, creo que es interesante entender qué compartimos. Por ejemplo, en esta parroquia todos somos creyentes, unos religiosos, otros no, pero creemos en el otro, en la dignidad, en la justicia, en que se puede vivir de otra manera. Son elementos de nuestra creencia vinculantes y plurales.
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