El juez que tumbó la Proposición 8 desvela que se sometió a terapia de conversión.
Vaughn Walker es uno de los héroes de la comunidad gay estadounidense. No en vano, fue el juez encargado de dictar la histórica sentencia contra la Proposición 8 en California que posibilitó el matrimonio gay en el estado. Aunque salió oficialmente del armario dos meses después de dejar su carrera de juez, tampoco ocultó nunca activamente su sexualidad, que fue uno de los argumentos usados por los detractores del matrimonio igualitario durante el juicio para desacreditarle. Nunca fue un problema, porque su profesionalidad y su imparcialidad fueron impecables. Ahora Walker desvela en un libro los entresijos del caso y sus experiencias personales y deja un testimonio curioso: a finales de los setenta, cuando tenía treinta y pocos años, se sometió a terapia de conversión para dejar de ser gay y su psiquiatra le consideró “curado”.
“Deseaba enormemente creer que eso era verdad”, explica Walker en una reciente entrevista, en la que explica que consideraba su atracción sexual por otros hombres como una “aflicción” y que en el momento de someterse a la terapia nunca había llegado a tener sexo con otros hombres, sino que se entrego a “falsos romances” con mujeres. El terapeuta concluyó que el magistrado no era realmente gay, ya que nunca había tenido relaciones con un hombre. Pero su naturaleza seguía siendo la misma y no fue hasta principios de los 80 que Walker aceptó que era gay y tuvo su primera relación homoerótica. Sin embargo, no se atrevió a salir del armario para no perjudicar su carrera. Uno de los casos que tuvo que defender en esa época fue precisamente contra las Olimpiadas Gays que se querían organizar en San Francisco. Walker ganó el caso para el comité olímpico estadounidense, que se oponía a esa denominación. Las tácticas que usó entonces le valieron las antipatías del movimiento gay.
Fueron años complicados para el juez, que solo muy poco a poco se atrevió a acudir a bares gays o a aparecer en público junto a su pareja. Por eso, en su opinión, “la declaración más emotiva” del juicio contra la Proposición 8 fue el testimonio de Ryan Kendall, un joven homosexual de 26 años que había pasado por la misma incomprensión que él. Sus padres le habían obligado a someterse a una infructuosa y dolorosa terapia de conversión cuando tenía 14 años y él había acabado por escaparse de casa. Era uno de los argumentos básicos del juicio: la aceptación y la protección de la orientación sexual eran una parte importante de los derechos de la población LGBT.
Fuente Ragap
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