Hace ya casi seis meses que nos hacíamos eco de la brutal agresión a Wladimir Sepúlveda, un joven gay de 21 años que tras sufrir una agresión a manos de un grupo de seis personas que entre otras cosas le gritaron “te vamos a masacrar por maricón” quedó en estado vegetativo y sujeto a ventilación mecánica. Este domingo se hacía pública su muerte, resultado de un fallo multiorgánico. Wladimir Sepúlveda se suma a la lista de personas asesinadas en Chile como consecuencia de la violencia homófoba.
La agresión a Wladimir Sepúlveda tuvo lugar en octubre de 2013 en San Francisco de Mostazal, una localidad del centro del país, cuando el joven y tres amigos caminaban rumbo a sus casas. “Con Wladimir íbamos tomados del brazo. Cuando pasamos por frente del supermercado Santa Isabel nos topamos con un grupo de cuatro hombres y dos mujeres. Wladimir les pidió fuego, y sin razón alguna, le comenzaron a decir ‘maricón culiao’”, contaba entonces uno de los amigos que lo acompañaba.
“Wladimir les dijo que eran ‘mala onda’, entonces se abalanzaron sobre él y comenzaron patearlo, gritándole ‘maricón te vamos a masacrar. Te vamos a masacrar por maricón’. Cuando quisimos defender a Wladmir se armó una pelea entre todos. Uno de nuestros amigos golpeó con un palo a uno de los atacantes y entonces Wladimir pudo salir corriendo, pero los tipos lo salieron persiguiendo y le comenzaron a dar patadas en la cabeza, mientras estaba tirado en el suelo. Siempre le gritaban ‘maricón’. Nosotros fuimos corriendo tras él para tratar de defenderlo, pero cuando llegamos estaba inconsciente y los que los golpearon arrancaron”, añadía.
En el servicio de urgencia de San Francisco de Mostazal “nos dijeron que las lesiones eran leves”, en palabras de los familiares del joven. Sin embargo no era así, y Wladimir tuvo que ser finalmente trasladado al Hospital Regional de Rancagua, donde quedó ingresado con un traumatismo craneoencefálico grave, en coma inducido y sometido a ventilación mecánica. Su situación neurológica ya no se recuperó.
Como explicamos en su momento, a las dudas sobre la atención sanitaria inicial que recibió el joven se unió el hecho de que los carabineros constataron sus lesiones como leves y trataron lo sucedido como una riña. De hecho, la fiscalía no ordenó la detención de los agresores hasta que pasados los días fue informada por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH).
Solo un detenido y un juez que niega la discriminación homófoba
Lo cierto es que las dudas sobre el modo en que ha sido tratado el caso persisten. Por el momento solo hay un detenido, Cristopher Morales, que aduce haber actuado en defensa propia y niega que existiera motivación homófoba en la agresión.
Más sorprendente resulta la actitud del juez sobre el que recayó el caso, Pablo Aceituno, que en octubre imponía a Morales únicamente arresto domiciliario y negaba que fuera discriminatorio ofender a una persona por su orientación sexual en el marco de una pelea. “Las normas de la lógica e, incluso, las normas de la experiencia personal (indican) que cuando existen riñas entre personas de diversas edades, generalmente, sino más bien en la totalidad de las veces, se producen ofensas relacionadas con la madre del interviniente y la condición sexual de las personas que se ven involucradas en el hecho”, ha llegado a afirmar Aceituno. Y aunque días después la Corte de Apelaciones de Rancagua consideró que sí había indicios de homofobia, Aceituno persistía en ordenar únicamente reclusión nocturna para Morales.
ha denunciado la organización, que también pide enmendar la conocida como “Ley Zamudio” contra la discriminación para evitar este tipo de situaciones. “Deben ser los brutales agresores, como los de Wladimir, quienes prueben que no discriminaron y no la víctima la que demuestre homofobia. La ley, en este caso, raya en lo absurdo, pues Wladimir quedó en estado vegetal desde el día mismo del ataque. ¿Cómo entonces puede conocerse su versión de los hechos?”, argumenta el MOVILH.
Una sangría que no cesa
Se de la circunstancia de que el ataque a Sepúlveda ocurrió pocos días después de conocerse el veredicto de culpabilidad de los cuatro acusados de la muerte de Daniel Zamudio, el joven gay que murió en marzo de 2012 en Santiago de Chile como consecuencia de otra brutal paliza. Una muerte que marcó un antes y un después en Chile por lo que al repudio social de la violencia homófoba se refiere, actuando como revulsivo para desatascar el proyecto de ley contra la discriminación. La “Ley Zamudio” fue aprobada en mayo de 2012 por el Congreso y promulgada por Sebastián Piñera en julio de 2012. Hace pocas semanas era inaugurado de hecho el Memorial por la Diversidad, lugar donde descansan los restos del joven.
Pero desgraciadamente la muerte de Daniel Zamudio no significó el final de la violencia homófoba en Chile. En diciembre de 2013 era asesinado Arturo Lomboi, de 29 años, que se encontraba con un grupo de amigos gays y lesbianas cuando su agresor, que ya con anterioridad les había dirigido amenazas homófobas, se acercó a él y le disparó a quemarropa. En enero de 2014 fallecía Alejandro Bustamante, un comerciante de 59 años apuñalado por un joven que ya antes le había acosado por su orientación sexual. Días después moría también apuñalado Esteban Parada, un joven de 22 años que pese a la gravedad de sus heridas pudo comunicarse antes de morir a través de gestos y denunciar el carácter homofóbico de la agresión.
Fuente Dosmanzanas
Homofobia/ Transfobia.
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