Scott Lively, el instigador de la homofobia en África y Rusia.
El puritanismo es una de las características más firmes de cierto tipo de América profunda, anclada en el conservadurismo de sus valores. Durante decenas de años las minorías religiosas, perseguidas en Europa, encontraron en Estados Unidos un lugar donde desarrollarse en libertad. Junto a multitud de credos respetuosos con los valores ajenos también prosperaron muchos que hacían de la religión una batalla continúa con los demás para imponer sus valores. Son los herederos de esta América los que hoy intentan que sea legal discriminar en un negocio a quienes tienen una sexualidad distinta de la propia. Pero la influencia de estas iglesias y de estos predicadores no se queda en Estados Unidos. Algunos de estos pastores, como el evangelista Scott Lively, se han destacado difundiendo ideas homófobas en el extranjero, como denuncia en Los Ángeles Times el activista por los derechos civiles y reverendo zambiano Kapya Kaoma. Lively se ha sabido presentar por todo el mundo como una figura de renombre.
La difusión de las ideas contra la diversidad sexual viene de lejos y está financiada, advierte Kaoma, por organizaciones religiosas y conservadoras muy poderosas en Estados Unidos. En 2007 el evangelista estuvo de viaje en Rusia con mensajes muy similares a los que diseminó en África. Su opinión de que se debía limitar y criminalizar la defensa pública de la homosexualidad han tenido mucho efecto en Rusia. Pero por supuesto, no es la única aparición estelar de Lively. En 2009 Lively visitó Uganda para participar en una serie de seminarios sobre la homosexualidad. El mensaje que difundió el religioso entonces se parece peligrosamente a lo que hoy defienden las autoridades del país, y que repiten como un eco en otras administraciones: que la homosexualidad es algo ajeno a la cultura africana, algo traído por las potencias occidentales para corromper los valores tradicionales del continente.
“Muchas de sus afirmaciones hubieran sido risibles si no fuera por la seriedad con que las dijo”, recuerda Kaoma, que pudo asistir a uno de estos seminarios. La influencia queda más clara aún si se tiene en cuenta que el primer borrador de la ley contra la homosexualidad en Uganda, que establecía todavía la pena de muerte, se presentó apenas un mes después de la visita de Lively a Uganda, una estancia en la que también se pudo reunir con líderes políticos y hablar ante el Parlamento. Para estos evangelistas es fácil elegir países que ya sienten recelo por Occidente y alimentar su paranoia. “Considerando a la gente LGBTQ en sus países como creaciones de Occidente, estos líderes alimentan prejuicios existentes”, advierte Kaoma. “La ironía, por supuesto, es que estas políticas ‘anti-occidentales’ fueron creadas y financiadas por estadounidenses”. Posteriormente, cuando las leyes aparecieron en toda su dureza, Lively y otros prominentes evangelistas no dudaron en distanciarse de estas consecuencias. Lively ya fue demandado por un grupo de sus propios compatriotas por incitar al odio.
Fuente Ragap
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