Matrimonios del mismo sexo y personas solteras de países en los que existe matrimonio igualitario no podrán ya adoptar niños rusos.
El Gobierno ruso ha publicado oficiamente la orden que impide adoptar niños de ese país a matrimonios del mismo sexo y personas solteras de paises en los que está en vigor el matrimonio igualitario. No se trata, en realidad, de una novedad. La medida ya había sido aprobada por la Duma (cámara baja del Parlamento ruso) en junio de 2013 y fue ratificada días después por el Consejo de la Federación (cámara alta) al mismo tiempo que la ley que impide informar sobre homosexualidad a menores y que en la práctica penaliza cualquier atisbo de visibilidad LGTB.
Como explicamos en su momento, la iniciativa de esta medida surgió cuando la presidenta de la Asamblea regional de Kaliningrado, Marina Orgeyeva, sugirió a Vladimir Putin, presidente ruso, que modificara los acuerdos de adopción firmados con Francia tras el inicio del proceso de aprobación del matrimonio igualitario en ese país. La aquiescencia del presidente hizo que aquella sugerencia se convirtiera en proyecto de ley.
Conviene recordar que la polémica en torno a la posible adopción de niños rusos por parejas homosexuales ha ido bastante más allá. Al fin y al cabo, esta medida podría considerarse que, aunque discriminatoria, no deja de ser un ejercicio de la soberanía rusa. Pero Rusia pretende forzar además a otros países (de hecho España ha aceptado) a llevar esta discriminación dentro de sus propias fronteras.
Como explicábamos en diciembre, el Gobierno español aceptó asegurar a Rusia, mediante la firma de un convenio bilateral (que ya ha sido autorizado por el Consejo de Ministros) que ningún menor originario de ese país y adoptado por españoles será acogido por una familia homoparental, incluso en caso de quedar en situación de desamparo por fallecimiento de los padres o porque se les retire la tutela. No se trata ya solo de que los menores no sean entregados en adopción por las autoridades rusas a parejas del mismo sexo, sino de que una vez que ya están en España, las autoridades españolas nieguen su reubicación en familias homoparentales. Podría darse la situación, por ejemplo, de que los padres adoptivos murieran y el niño no pudiera ser reubicado con otro familiar de estos simplemente por ser gay o lesbiana. La aceptación de dicha exigencia era condición indispensable para que Rusia desbloqueara los procesos de adopción de menores rusos por familias españolas ya en curso.
Fuente Dosmanzanas:
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