“Me odian en vano”, un documental sobre la difícil situación de los cristianos LGTB en Rusia.
La Iglesia ortodoxa rusa es una de las grandes impulsoras de la homofobia y transfobia en su país, y la mayor parte de sus fieles secundan este odio. De ahí el interés de un documental que recoge las experiencias de los cristianos LGTB en Rusia, que viven una situación especialmente difícil. Rechazados y excomulgados en sus iglesias, y vistos con incomprensión por parte de los LGTB laicos, insisten sin embargo en compatibilizar su fe y su orientación sexual o su identidad de género.
A estas alturas nadie medianamente informado debería sorprenderse de las durísimas circunstancias de las personas LGTB en Rusia. Lo que quizá no es tan conocido es la situación particularmente difícil de los cristianos LGTB. Para dar voz a estas personas nació la película documental Me odian en vano (Invano mi odiano), un título que recoge la traducción oficial del Sínodo de obispos de la Iglesia ortodoxa rusa del versículo 25 del capítulo 15 del Evangelio de Juan, traducido al español como “Me han odiado sin ningún motivo”. Se proyectó por primera vez en Milán el pasado 25 de enero.
La película, rodada en 2013, surgió como una iniciativa de Yulia Matssiy, cineasta independiente de nacionalidad rusa que vive en Milán. Como cuenta la realizadora, desde hace cuatro años asiste a la Iglesia Valdense en Italia, una iglesia separada de Roma desde finales de la Edad Media y que acoge a las personas LGTB. Una inclusión que le llamó la atención y de la cual surgió la idea de contar la situación de los cristianos LGTB en su país de origen.
El documental nos traslada a la Rusia actual, marcada por la ley que prohíbe la propaganda de “relaciones sexuales no tradicionales” a menores. Una norma que no solo sirve para discriminar directamente a las personas LGTB sino que ha alimentado el odio en la ya de por sí homófoba sociedad rusa. En el apoyo a esta ley y en la promoción de la homofobia juegan además un papel clave las iglesias rusas, y muy especialmente la mayoritaria iglesia ortodoxa. La película incluye entrevistas a conocidos activistas LGTB, como Andrey Obolensky o Nikolai Alekseev, y a activistas LGTB cristianos como Valery Sozaev y Yury Maximov, presidente del colectivo Luz del mundo. Aparecen también representantes de iglesias inclusivas, como Jim Mulcahy, pastor de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (fundada como lugar abierto a las personas LGTB) o el obispo Volodymyr Wilde, de la Iglesia ortodoxa griega autocéfala (separada de los principales patriarcados).
La narración va alternando entrevistas con los activistas e imágenes de las reuniones y celebraciones de los colectivos, además de testimonios de diversas personas LGTB cristianas. Se incluyen también imágenes de las protestas en Moscú y una filmación del VI encuentro del Foro de Cristianos LGTB de Europa oriental y Asia central.
Me odian en vano muestra, pues, una cara menos conocida del odio en Rusia contra las personas LGTB, en este caso contra un grupo que sufre el rechazo frontal de las comunidades cuyas creencias religiosas comparte y la incomprensión de una parte del colectivo LGTB laico. Para los primeros son pecadores, mientras que los segundos no entienden por qué ellos se aferran a tradiciones y creencias que les hacen daño y los discriminan. Una aparente contradicción que no amedrenta a los protagonistas de este documental. En palabras de Yury Maximov, “no habrá ley homofóbica, ni en Rusia ni en ninguna parte, que pueda quitarnos la voluntad de amar y estar juntos”.
Os dejamos con el tráiler:
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