No te inquietes… Adora y Confía.
No te inquietes por las dificultades de la vida
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su povenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele, en medio de tu inquietudes e insatisfacciones,
El sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado:
a su gusto.
Poco a poco Nuestro Señor te conquista y te toma para Él …
Te pido qu cuando te sientas triste,
paralizado, adora y confía.
Adora ofreciéndole a Dios tu existencia que te parece
destrozada por las circunstancias:
¡ qué homenaje más bello que esta renuncia amorosa
a lo que se habría podido ser!
Confía.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí,
y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente tomado
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico.
Vive en paz.
Que nadie te altere.
Que nadie sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirije.
Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: cuanto te oprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste.
ADORA Y CONFÍA…”
*
***
El padre jesuita Pierre Teilhard de Chardin esperando esa transformación positiva de la humanidad que será generada por la fuerza del amor verdadero, dice:
“El día vendrá cuando después de manejar el espacio, los vientos, las mareas y la gravitación, podremos manejar las energías del amor. Y en ese día, por segunda vez en la historia del mundo, habremos descubierto el fuego.“
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