Carta de Xabier Pikaza a Pedro Zerolo
P. G. Zerolo, la mirada de un amigo
Pedro González Zerolo
Madrid
San Morales 14. 01.14
Querido Pedro:
Nos hemos visto un día y me sorprendiste. No te conocía, sólo había oído algunos rumores sobre tu manera poco “ortodoxa” de hacer política, al servicio de grupos y personas que ordinariamente habían sido marginadas. Pero la suerte quiso que nos encontráramos aquella vez, hace un año, en torno a una mesa, en el Ateneo de Madrid disertando sobre temas de inserción y política social.
Yo hablé de lo que suelo, es decir, de la Biblia y del Dios de Jesús, que acoge y escucha, abriendo un extenso abanico de vida donde todos caben y donde deben ser privilegiados aquellos que parecen estar expulsados o que malviven en las franjas de la marginación por impotencia o pobreza, por “raza” o condición social, sanitaria o sexual. Hice un discurso que me pareció convencional, hasta que de pronto me fijé en tus ojos y vi que te interesaba, que estabas siguiéndome con pasión de compañero, con ojos de amigo; y así pude decir mucho mejor lo que pensaba y pienso..
Luego hablaste tú (¡o no sé si antes, que ya me confundo!) y lo hiciste muy bien, y sentí que merecía la pena dedicarse a la política (¡ese “oficio” que hoy parece casi infame). Nos contaste las cosas que debían hacerse a favor de la igualdad, de la dignidad de los proscritos, de la verdad y la transparencia en un mundo confuso como es el de Madrid y España.
Me reconcilié un poco con lo que puede ser la política. Contigo no tuve que reconciliarme, porque te sentí en el mismo barco, a favor de la vida, desde el principio, desde el momento en que me diste la mano y un abrazo que sigo sintiendo en mis hombros y en mis brazos. Gracias, Pedro, por lo que nos dijiste aquel día, por lo que piensas hacer, si el “dios” de la vida te sigue concediendo salud.
No pudimos terminar aquella conversación de mesa de Ateneo porque yo tenía que salir muy pronto, pues mi tren se iba… Me saludaste al marchar con la mano del corazón, como diciendo: ¡Xabier, seguimos hablando! Pues sí, Pedro, me gustaría seguir hablando contigo, para decirte que te deseo mucha salud, ahora que he visto por la prensa que estás enfermo.
Quería añadir que te necesitamos, por lo que eres y por lo que quieres. He visto que algunos “compañeros” míos que se dicen cristianos te han criticado de una forma infame. Pero muchos otros, la gran mayoría, te queremos, y así te lo digo ahora: me gustaría volver a verte y ser tu amigo. Y me gustaría, sobre todo, que te cures y que sigas mucho tiempo haciendo lo que haces, y aún mejor.
Nada más, Pedro ¡cúrate! Desde aquí te mando mi buen deseo, eso que algunos llaman healing power y que yo prefiero llamar oración. No te enfades si le digo a “mi Dios”, que es el Dios de la vida, que te conceda fuerza para seguir, para querer, para hacer que este mundo pueda ser más habitable, como lo es, con personas como tú.
Un abrazo, Pedro. Soy yo, Xabier Pikaza
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