Esta religiosa ha revolucionado las redes sociales. Ayer tenía 25.800 seguidores en Twitter. Hoy, probablemente, ya serán más. En su biografía se define como una monja inquieta e inquietante. Sus palabras rebosan la vitalidad que le impide permanecer encerrada en su convento de Manresa, le obliga a no permanecer callada y a denunciar los abusos cometidos en la sociedad en sólo 140 caracteres, la lleva a enarbolar la bufanda del Barça, de la que es fiel seguidora, y la conduce a hablar claro, aunque pueda contradecir la oficialidad de la Iglesia a la que pertenece y sirve.
¿Ser monja de clausura y asomarse a diario al mundo a través de las redes sociales no es una contradicción?
Yo creo que las redes sociales y sobre todo Twitter, nos permiten, con poca palabrería, transmitir y poblar también las redes, que están plagadas de mucha crispación y mucha indignación, de iniciativas y de ideas positivas. Twitter ha de servir además de amplificador de la situación de los que lo están pasando peor. Las redes sociales me permiten decir qué es lo que estoy contemplando y estoy viendo. Contemplar no es sólo poner los ojos en blanco y mirar al cielo, sino ver lo que pasa en el corazón de la humanidad y pedir que todos nos impliquemos.
Cada vez son más las personas que lo pasan mal.
Y lo peor de todo es que la pobreza se cronifica. Con esta crisis han surgido nuevos pobres. Los que ya eran pobres lo son aún más. La distancia entre ricos y pobres también es cada vez más grande. Los brotes verdes que augura el Gobierno aún no han llegado al bolsillo de la mayoría de la gente. Nos toca seguir esperando contra toda desesperanza.
140 caracteres… Dice que le gusta Twitter porque es un medio de pocas palabras. ¿Hacen falta menos palabras y más hechos?
Estamos en una sociedad en la que se habla demasiado, en la que falta compromiso y en la que a veces se escriben muchas tonterías. Estamos tan vacíos que escribimos sin decir nada, por ir con tantas prisas y con tanto estrés. Es bueno que Twitter nos dé la posibilidad de pensar qué es lo que vamos a comunicar. Y es muy interesante poder infectar las redes positivamente.
¿Cristo tuitearía si viviera hoy?
Yo creo que fue el primer tuitero. El Evangelio está compuesto por frases cortas que entran perfectamente en un tuit. Es muy revelador. Cristo ya dijo que nada quedaría oculto, que todas las verdades se gritarán en los tejados. Y efectivamente, vivimos unos tiempos en los que nada queda oculto. Las redes y los medios de comunicación hacen que necesariamente tengamos que ser transparentes. Y eso es bueno. Jesús también fue un adelantado a su tiempo en este caso.
No habría entonces que escandalizarse de una monja tuitera.
Evidentemente. Pero estamos en una Iglesia patriarcal, a la que se le ha pasado el tren de la historia. En este sentido, Francisco ha traído un poco de normalidad. Si antes me descalificaban, ahora el Papa me ha redimido, ya que apoya todo el tema de la redes sociales. Estamos en un momento en que cada uno tiene que ser fiel a su conciencia. El Evangelio no vende ninguna ideología ni controla las conciencias, ni da recetas morales. Es una buena noticia que nos tiene que ayudar a ser personas mejores y trabajar por la justicia. Cristo no vino a inaugurar ninguna religión sino a instaurar un nuevo orden. Así que la religión no puede ser una nueva ideología ni un organismo de poder para controlar a la gente, como algunos pretenden. Y esto nos ha pasado factura. La Iglesia tiene que aprender a vivir en pobreza y a la intemperie, porque durante muchos años hemos vivido junto a mucha porquería.
¿Se refiere a los casos de pederastia en la Iglesia?
En la ONU el Vaticano ha reconocido públicamente estos abusos y se ha pedido que las diócesis tomen medidas. No es que sólo ocurran dentro de la Iglesia, pero es mucho más grave que se dé en personas que están comprometidas con el Evangelio. Ante esto yo digo: tolerancia cero. Que reciban atención psicológica, psiquiátrica… Pero que sean expulsados del ministerio que ejercen.
El nuevo cardenal español, Fernando Sebastián, que reside en Málaga, ha creado una gran polémica tras comparar la homosexualidad con una deficiencia tratable. ¿Qué opina?
No lo comparto. Yo creo que el Papa ha sido clarísimo y está siendo clarísimo con todas sus actitudes. Afirma que no es nadie para juzgar y si no es nadie para juzgar, no puede considerarse una enfermedad. Todos tenemos errores, pero la orientación sexual no es un pecado ni una desorientación de la naturaleza. Tenemos que acoger. Me sorprenden las palabras de Sebastián. Dentro de la Conferencia Episcopal abrió camino en un momento muy complicado y tuvo un papel determinante. Su labor fue muy buena. Eso no quiere decir que esté de acuerdo al cien por cien con todo lo que diga. Creo que la emoción por el nombramiento le ha podido hacer abrir demasiado la boca. Es una persona mayor, que recibirá el capelo en reconociendo a su trayectoria, pero que no tendrá una voz decisiva en la Iglesia. Seguramente no habrá recibido apoyos de la oficialidad de la Iglesia.
¿Qué opina entonces del matrimonio entre dos personas del mismo sexo?
Yo siempre me pregunto qué haría Jesús, y Él siempre bendecía. Nunca maldecía. El matrimonio y el amor siempre es bendecido. Que institucionalmente se nieguen a elevarlo a la categoría de sacramento es otra cosa. Pasarán muchos años para eso. Yo no me siento capaz para condenar a nadie. Estamos llamados a bendecir cualquier tipo de amor. El que no bendice, maldice. Y eso es pecado.
Sus opiniones contrastan con las oficiales de la Iglesia. ¿Cree oportuna una reforma de la ley del aborto?
Yo estoy a favor de la vida siempre. El aborto siempre es un fracaso y la mujer que llega a esta situación siempre lo experimenta así. Pero yo nunca condenaré a una mujer o a una pareja que lo decida.
Introduce un matiz importante: Habla de la pareja, no sólo de la mujer.
Estar embarazada es una cuestión de dos. Habrá casos que lo decida la mujer sola y otros muchos en que sea la pareja. Tenemos que ser respetuosos y que la mujer no sea la única que cargue con toda la responsabilidad. Habrá que buscar facilidades para las personas que quieran tener un hijo. Pero quienes tomen libremente la decisión tienen que ser las personas. La Iglesia no puede meterse ahí. Ni siquiera Dios, que por algo nos hizo libres.
Pero la libertad exige también unos límites. ¿Cree necesaria una regulación?
Yo creo que la Iglesia no tiene nunca que imponer su ética de máximos a la sociedad. Tiene que haber una ética de mínimos común a todos los ciudadanos. En este sentido, la Iglesia podrá marcar pautas a quienes libremente han asumido abrazar la fe dentro de esta comunidad, pero no tiene derecho a presionar ni a obligar a nadie a que se tome medidas en función de unos valores religiosos. Hay que separar la religión de la política, acompañar a la gente, formar las conciencias y volver al Evangelio, donde hay muy pocas cosas mandadas y prohibidas.
Se nota que habla de Francisco con admiración. ¿No tendrá nada que ver con que es argentino como usted?
El Papa es un fenómeno que ha traído normalidad a la Iglesia. Es lo que hace muchísimo tiempo, la inmensa mayoría de los cristianos de base estábamos diciendo, pero por el autismo perverso de la institución no se nos escuchaba. El Papa pone sobre la mesa una realidad que ha terminado estigmatizando a la Iglesia. Vuelve al Evangelio, abre puertas y ventanas para que entre aire fresco y para que salga toda la podredumbre y que hizo de la Iglesia la institución menos creíble en los últimos años, a pesar del papel determinante que realizan Cáritas, los misioneros, quienes trabajan con los pobres… Son gente de Iglesia, lo que pasa es que no mandan.
Cristo sería tuitero, ¿pero volvería a expulsar a los mercaderes del templo?
Yo creo que es lo que está haciendo el Papa. Ha sacado el látigo. Ha sido claro al decir fuera los pastores que no huelen a oveja, que viven en palacios. Fuera aquellos que se hacen llamar monseñores… Lo han sacado contra los laicos y sacerdotes que usan sus cargos para oprimir a los otros. Usa el mismo mensaje de Jesús. Y lo ha hecho, por ejemplo, en el Banco Vaticano.
¿Tiene miedo de que pueda pasarle algo al Papa antes de que acabe su obra? Antecedentes existen…
El que lo ha dado todo no tiene todo que perder. Nuestra vida está entregada. Puede haber riesgos. Ya existe un liderazgo reconocido, tanto que hasta Obama le ha pedido audiencia. Dentro de la curia puede haber gente que se sienta incómoda. Al Gobierno de Italia tampoco le interesa que el Papa vaya a Lampedusa y denuncie la situación que viven miles de inmigrantes… Hipócritamente en España se han asumido las palabras de Francisco, cuando se mantienen las concertinas en la valla de Melilla. El Papa les está metiendo el dedo en el ojo. Es incómodo para la curia y los poderes establecidos, pero también se está ganando el respeto de todos. Como estamos en un sistema teóricamente democrático y Francisco tiene buena prensa, por su vida y testimonio, los gobernantes ya se cuidarán mucho de contradecirle.
¿Es sólo un Papa de gestos, como dicen, o efectivamente va a propiciar una revolución?
Está logrando una Iglesia más creíble y servidora. Está removiendo los cimientos para volver a la sencillez de los Evangelios. Créame que es más fácil abrazar a un leproso que sacar el látigo para ahuyentar a los estafadores y a los lobos con piel de cordero que poblaban la administración vaticana.
¿Benedicto XVI quiso pero no pudo?
Benedicto se dio cuenta de que no podía cambiarlo y por eso presentó su renuncia.
¿Es el Papa que necesitaba la Iglesia?
Había un clamor dentro del cónclave de que no podíamos continuar con esta situación de descrédito. Los cardenales se dan cuenta y le piden a Francisco que acepte y que lleve adelante una reforma.
¿Dónde queda el Espíritu Santo?
El Espíritu Santo actúa a través de las personas.
¿Cómo es su día a día?
Un poco caótico. Me levanto a las cinco de la mañana. Tengo tiempo para estudiar, rezar, participo en la liturgia de laudes… Voy al banco de alimentos, otra vez rezo, como, vuelvo al albergue…
¿Y cuándo tuitea?
Por la noche. O recién levantada. También en el autobús, o en las salas de espera. Duermo cuatro horas y de momento es suficiente. Es más, cuando duermo más me duele la cabeza.
¿Gastarse 95 millones por Neymar es pecado?
Hasta cinco millones ya es escandaloso. El fútbol ya responde a otros intereses y son cosas que me hacen daño y hacen que me sienta defraudada.
¿Por qué reza para que gane el Barça? Si no lo necesita con el equipazo que tiene.
Ya es un vicio y un defecto profesional. La verdad es que es un privilegio ver cómo juegan. Son unos artistas. Los argentinos nos distinguimos por la pasión por el fútbol. Me da muchas alegrías, me hace desconectar y hace que la adrenalina corra por mi cuerpo como si fuera yo la que corriera la banda.
¿Se merecía CR7 el Balón de Oro?
Me cuesta dárselo aunque se llame Cristiano. Pero que le sirva de consuelo para que deje de llorar.
¿El milagro sería que el Málaga ganara el domingo?
Podríamos hacer algo de fuerza por el Málaga. Aunque no voy a rezar porque pase esto, prometo no escribir ningún tuit en contra.
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